Sangrantes
amapolas,
un
enjambre escarlata sobre el trigo
apasionado
que sabe ser mi pecho.
Un
sarpullido azul,
primorosas
lavandas
que
brotan en mi piel y le tatúan
su
huella de frescor .
Un
ingenuo tapiz
de
margaritas blancas siembra embrujo
y medra
en los ribazos
tibios
de mis caderas
Un
prado montaraz,
una
eclosión insólita de gracia y colorido
puedo
ser a los ojos
que con
fervor me miran
Benevolencia
y lluvia
es
cuanto precisamos yo y mis flores silvestres
para
andar prodigándonos.
Ahora
háblame
como sabes
destílate
en mi oído, suavidad en susurros,
y verás
florecer mis amarilis.
Esperan
que de Mayo traiga el aire rumores
para ofrendarse, espléndidas, en todo su fragante
y espectacular deslumbramiento.
y espectacular deslumbramiento.
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