lunes, 31 de diciembre de 2018

Estación de llegada




Es duro,
cuesta tanto
mirar de frente,
ver
la realidad desnuda...

Cuesta reconocer alguno de tus sueños
en su piel colgandera
en sus huesos marcados,
quién diría que tuvo ,
nueve lustros y cien duelos atrás ,
algún que otro destello de ilusión
esa mirada huidiza,
que sabían a fresa los besos de esa boca
en que no queda un diente.

Se resisten
el ánimo y los ojos

No es un paisaje amable,
pero es
el único que tienes.

Hay que seguir mirando ,aunque te duela,
hay que seguir andando,
porque los pies se mueven
a fuerza de rutina
y determinación

Hay que intentar llegar
a la última posta,
tal como dicen el miedo y la prudencia
en el palmario libro de instrucciones
escrito en tu adeene.

¿ Hay qué llegar?

¿Hay que dejarse el alma ,
la alegría
y hasta la dignidad en el intento
aunque no haya medalla que colgarse?

¿ Hay que llegar ?
¿ A dónde?
¿ Para qué?
¿A la estación en la que solo llueve,
para que nadie alcance a ver así
el color de tus lágrimas?

Tengo los pies cansados.
y las alas anémicas de un corazón vencido
apenas ya si pueden
seguir la estela pálida que deja la esperanza.

Solo quiero pararme,
descansar,
hallar un prado verde a la orilla de un río,
tumbarme bocarriba mirando las estrellas
y dormir para siempre.

¿Hay que llegar,
pregunto,
-me pregunto-
    aunque nadie te espere?





Invernal



Volaron ya los pájaros que había en mi cabeza
No les queda ni un pétalo a mis rosas de té
Todo se ve tan nítido cuando el invierno empieza...
Y es todo tan distinto a como lo soñé...

Qué indefensión aguarda al que solo les reza
a sus dioses domésticos – y con no mucha fe-,
debe ser un milagro que de una solo pieza
este cuerpo cansado aquí siga, de pie.

Sin verter una lágrima, sin pedir un respiro
a la vida que aprieta,ni  exhalar un suspiro
o caer en los brazos de la autocompasión.

Solo suplico al cielo que el frío no se lleve
las alas de mi risa y si llega la nieve
florezca en su blancura la paz del corazón.

domingo, 30 de diciembre de 2018

La memoria de la piel



La piel tiene memoria, escarmentada
de la caricia que esperó transida
y  que acabó volviéndosele herida,
ahora no se arriesga ya por nada.

A la piel no le vengas con el cuento
del roce sanador , que te acelera
el fluir de la sangre y la frontera
de las pieles derriba  en un momento

Muy trabajosamente ha conseguido,
llaga a llaga , agenciarse una armadura
tras la que preservar lo más querido.

No aguanta ya la piel más cicatrices
y prefiere añorar en su clausura
el tacto de otros tiempos más felices .


Sonrisa pintada




No en todo lo que brilla hay alegría 

J. Eugenia  Díaz


No todo lo que brilla es alegría.
A veces el fulgor solo es señuelo
que no nos deja ver que anida el duelo
tras su espectacular orfebrería.

No es una cuestión de hipocresía,
se trata de vestir de terciopelo
la aridez de la vida , armar revuelo
para ahuyentar cualquier melancolía.

Nadie debe juzgar por impostado
ningún semblante histriónico y jocundo,
se debe celebrar de enhorabuena .

Y es que conviene andar ya bien llorado
por los valles de lágrimas de un mundo
en el que cada quién  carga su pena.








sábado, 29 de diciembre de 2018

Jardín de la Alegría (La duda)



No hay mariposas blancas... escorpiones
se adueñan de mi estómago y me late
dispuesto el corazón para el combate,
a veinticinco mil revoluciones

No puedo permitir que me delate
una mirada, que mis emociones
dejen al descubierto los rincones
del alma en que mi duda se debate.

Tanto y tanto...
y tan alto y tan lejano...
tanto beso que no sabe que existo,
-quizás tan al alcance de la mano-

Tener que decidir si a la agonía
del silencio me obligo o bien conquisto
tu boca y mi Jardín de la Alegría.




Torpes palabras



Están hechas de luz y  calentura,
de la pasión de un pecho consagrado 
a ser altar de  aquel que me he jurado
que no conocería la negrura.

Están dichas con todas la dulzura
que me cabe en la voz , con el agrado
mejor del corazón , con el cuidado
que me dicta al oído la ternura.

Estallan en sonrisas mientras danzan
e intentan sutilmente acariciarte
desde el borde del labio con su acento.

Pero aun así , es claro que no alcanzan
mis palabras , tan torpes, para darte
la idea exacta del amor que siento.





Roca viva




Alguna ve te hiciste el iluso propósito
de mantenerte firme
como la roca ,
anclarte
con determinación a tus principios
y ser fiel a ti misma

Te juraste que nada
ni nadie lograrían que mudases de piel,
ni alterarte en tu esencia.

Pero cambiar no fue
jamás ninguna opción


Era la servidumbre obligatoria.

Porque la vida fluye
y lame con su lengua adamantina,
terca, incansablemente,
hasta que le socava
los cimientos más sólidos a la piedra más dura

Ser carne de molienda,
arena sometida
al capricho del mar en cualquier playa,
tal era tu destino
de guijarro que vive porque rueda...

Con un poco de suerte
algo quedará aún de aquella que antes fuiste...

Esa extraña pasión
que sientes tú también
por dejarte fluír como una roca viva ,
que guarda en sus entrañas
un manantial nonato de verbos
y el impulso
de irle revelando a una Luna menguante
en las noches de niebla tus secretos.

Y ,
silenciosamente,
derramando palabra tras palabra
hartarte de llorar.





viernes, 28 de diciembre de 2018

No faltaba un detalle



Todo estaba dispuesto:
la mesa, los manteles,
las velas, los manjares exquisitos,
la predisposición
a dejarse llevar por la alegría
y a volver a los años felices en que aún
es norma la inocencia.

No faltaba un detalle
los dulces, los licores...
la ilusión
de hacer de aquella noche
otro momento más que anclar a la memoria
con esas invisibles sedas tornasoladas
que teje la emoción.


Pero tú no viniste.

No fue la Noche buena
tal y como debía

Tu foto no bastó
para llenar el hueco
delator de tu ausencia , que asolaba la mesa,
para achicar el peso del vacío
que gravitaba sobre el corazón.

No faltaba un detalle...
o eso nos creíamos...

Faltaba lo que importa.
Saber reconocer qué es lo importante
y lo que es mejor echar en el olvido.

Y un poco más de amor.

No nos faltaba nada...

Y todo nos faltó.



jueves, 20 de diciembre de 2018

Viejo baúl



Fotos amarillentas,
cromos viejos,
los pedazos
de alguna carta rota,
medallas de latón algo oxidadas,
algún que otro vinilo,
un llavero
con llaves que hoy no sirven
para abrir puerta alguna,
un cojín
que es un corazón...
y poco más nos queda
en el viejo baúl de la memoria.

Minucias...
cachivaches
de un tiempo pasado
que el tiempo fue cubriendo
con un velo de polvo.

Y es mejor...

Porque ,¿quién necesita
volver a cada paso a los lugares
en los que agazapada espera, 
destilando
suavidad y veneno la nostalgia?

Luego están esos días
de languidez y lluvia ,
de luz desmadejada , en los que el alma siente
que allí,
y solo allí vale la pena
perderse.

Venderse al mismo diablo,
beberse hasta los posos de ese cáliz
de la melancolía.

Y voluptuosamente
dejar que nos embriague
su dulce remembranza .






Soy ( pero que no se entere nadie...)



No he sido la primera
ni habré de ser la última que haga
de su lengua volcán, ceniza o llaga
por ser de la palabra pregonera.

Por nombrar lo inefable
al vino llamo pan , al cielo ,rosa,
al pecado, placer ... que salga airosa
con tal dislocación no es muy probable .

Y ya, puesta al oficio,
apuesto contra mí que he de exprimirle
al verbo su más clara luz secreta.

Mil fuegos de artificio
y una traca final con que decirle
a, mundo en voz  en voz muy  baja : “ Soy poeta”.





Dar a luz



Mis ojos, que nacieron
para ver en los tuyos la ternura,
desde que comprendieron
que su favor perdieron
ya no quieren mirar otra hermosura.

En qué estrella lejana
podrían encontrar la luz amena,
tan plenamente humana,
como la que dimana
de tu pupila cálida y serena.

De ahí que hoy el duelo
haga presa en mi pecho sin mesura
¿En qué rincón del cielo
encontraré el consuelo
que tu mirar radiante me procura?

Dudo de la quimera
de que con tiempo cambiará mi suerte,
pero creer quisiera
que acaso cuando muera
la luz regrese a mi y vuelva a verte

Y allá del otro lado
donde el alma perdona, cede, olvida
teniéndote, hijo amado,
de nuevo en mi regazo recostado
tus ojos volverán a darme vida.





martes, 18 de diciembre de 2018

Mi linda pelota


Mi linda pelota
roja ya no bota.

Esta un poco rota...

Se agujereado
cuando ha golpeado
contra un cristal
del chute tan fuerte que le había dado
sin querer Pascual.

He estado aburrido
hasta que ha venido
a casa papá
y al ver mi pelota me ha prometido
que la arreglará

Un parche ha buscado
y se lo ha pegado
en un santiamén,
ya no pierde el aire.. luego me la ha hinchado
y ha quedado bien.

!Mi linda pelota
roja, otra vez bota!

Y yo voy tras ella, igual que un idiota,
salta que te salta por todo el salón

!Ay,
Ay...!
! El jarrón...!!!

Colorín , colorado



Ha sido esta penúltima derrota
una ardua conquista.

A pesar de que haya tenido que aprestarme
a sumar desengaños mientras iba
coleccionado ausencias,
a enterrar ilusiones ,
a llorarlas
en sepulcral silencio.
He tenido que ir acostumbrándome
a adecuar el relato
-por salud,
más que nada mental-
a los giros
que daba el argumento

A volverme una experta en ese arte
sanador del olvido
y recordar que debo sonreírle
  • más que a nadie al mal tiempo-
y seguir rebuscando
y exprimiendo a conciencia ese poco de música
que guarda siempre el aire.

Ahora solo queda
intentar lo imposible

Ver el modo de ir
rellenando vacíos con los restos
de viejas emociones.

A hacer como que no
se siente la congoja
lo mismo que un mordisco en mitad del estómago,
lograr que cauterice
en forma de discreta cicatriz
la llaga que ha dejado el desencanto
en el centro del pecho

Aprender a vivir en soledad...

Y a ser casi feliz.
-Algunos días-

A creerte
que hay algo de verdad en este cuento.


lunes, 17 de diciembre de 2018

Tiempo



Tiempo

Lo que me falta es tiempo.

Tiempo para plantar un lilo blanco
y poderlo mimar como es preciso,
tiempo para sentarme y esperar
a ver cómo florece,
tiempo para aspirar
despacio,
muy despacio
el regalo inefable de su aroma.

Tiempo para perderlo en disfrutarlo.

Tiempo para soñar
con futuros perfectos
en el que todo al fin tendrá el color
radiante que soñamos.

Lo que me falta es tiempo.

Y no puedo comprarlo...
Ni tampoco estirar el poco que me queda.

Solo tengo  el consuelo bien escueto
del presente habitual
tan poco predispuesto a ofrecerme
sorpresas
ni a darme
otras satisfacciones que las justas.

Respiro, duermo, como...

Vivo.

Sin más.

Sin menos.

Procuro recrearme en cada mínimo
sorbo de agua fresca ,
destello de la luz
temblor del aire...

Exprimir cada pizca
de amargura o dulzor,
que me brinde el instante,
mientras veo 
cómo  se  vuelve  humo y se disipa
sin ruido entre mis manos,
que pretenden
en vano detenerlo.

Es tiempo y nada más lo que me falta....

No puedo permitirme
el lujo inconsecuente ni el pecado mortal
de andarlo malgastando
 o de perderlo.