Es
duro,
cuesta
tanto
mirar
de frente,
ver
la
realidad desnuda...
Cuesta
reconocer alguno de tus sueños
en su
piel colgandera
en sus
huesos marcados,
quién
diría que tuvo ,
nueve
lustros y cien duelos atrás ,
algún
que otro destello de ilusión
esa
mirada huidiza,
que
sabían a fresa los besos de esa boca
en que
no queda un diente.
Se
resisten
el
ánimo y los ojos
No es
un paisaje amable,
pero es
el
único que tienes.
Hay que
seguir mirando ,aunque te duela,
hay que
seguir andando,
porque
los pies se mueven
a
fuerza de rutina
y
determinación
Hay
que intentar llegar
a la
última posta,
tal
como dicen el miedo y la prudencia
en el
palmario libro de instrucciones
escrito
en tu adeene.
¿ Hay
qué llegar?
¿Hay
que dejarse el alma ,
la
alegría
y hasta
la dignidad en el intento
aunque
no haya medalla que colgarse?
¿ Hay
que llegar ?
¿ A
dónde?
¿ Para
qué?
¿A la
estación en la que solo llueve,
para
que nadie alcance a ver así
el
color de tus lágrimas?
Tengo
los pies cansados.
y las
alas anémicas de un corazón vencido
apenas
ya si pueden
seguir
la estela pálida que deja la esperanza.
Solo
quiero pararme,
descansar,
hallar
un prado verde a la orilla de un río,
tumbarme
bocarriba mirando las estrellas
y
dormir para siempre.
¿Hay
que llegar,
pregunto,
-me
pregunto-
aunque
nadie te espere?