¿ Pero es que no nos veis ?
¿No tenéis ojos?
Se diría
que solo si se trata
de carne que se muestra al descubierto
conseguimos captar ciertas miradas.
El resto, la que barre
la calle, la que carga,
la cesta de la compra,
las que llevan sus hijos a la escuela
las que apuran sus piernas fatigadas
porque llegan muy tarde ya al trabajo
-después de haber dejado seis camisas planchadas
y envueltas las croquetas-
no existen,
solo somos
entidades sin peso, para algunos,
casi, casi fantasmas
sin voz, en este mundo escandaloso
y herido de sordera, en el que, si no gritas,
no hay nadie que te tome en cuenta para nada.
¿ Pero es que no lo veis? Sobre nosotras
se apoyan los cimientos de las casas
y medran las naciones,
pues sus hijos
nacen de nuestra entraña,
crecen a nuestros pechos
y aprenden a hablar
y a saber del apego y el amor
oyendo nuestras nanas.
Somos la que en silencio limpia las oficinas,
la que te atiende siempre con la sonrisa puesta,
y la que suda igual que un hombre en cualquier fábrica.
Ahora, mírame de frente y, si te atreves,
dime que no comience de nuevo con mi puto
discurso feminista...
Perseguir la igualdad,
buscar el trato justo, que por fin equipara
al hombre y la mujer,
debería de ser el empeño de todos.
¿ Pero es que no nos veis?
¿ Cuánta carne,
de esa que a diario nos arrancan
del corazón, cuando una mujer más
ha sido sido violada, ha sufrido maltrato
o ha muerto asesinada,
deberemos pagar como tributo
por esos ojos ciegos
y esa virilidad equivocada?
¿ Cuantos nombres sangrantes
deberán todavía lucir nuestras pancartas ?
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¿ Pero es que no nos ves?
Mira a tu alrededor .
¿ Es que no tienes hijas,
esposa, madre, hermanas?
Pues mira a todas ellas, una a una, a los ojos
y diles que no quieres
abrazar nuestra causa.
A ver si es que eres hombre y consigues hacerlo
sin que, de la vergüenza, salga ardiendo tu cara.
Es un poema hermoso y del que me enorgullece ser mujer, porque este canto justo en sus versos habla puras verdades de la esencia de todas las mujeres, sobré las que se apoyan los cimientos de las casas y de las familias. Saludos y abrazos con cariño y mucha admiración, mí querida Jordi
ResponderEliminarUff, perdona Eugenia, guapa, todo lo que he tardado en darme cuenta de que habías pasado por mi blog y dejado un comentario ( es que es algo que no suele ocurrir , lo tengo más que nada por ir haciendo una colección de poemarios, porque por aquí no pasa nadie nunca) . Y, ya ves, también sobre este tema hay que refexionar a veces, que por mucho que se diga y se escriba, nunca será bastante, en algunas partes del mundo parece que desde el punto de vista legal se van consiguiendo avances( aunque en la realidad social, la cosa evoluciona más despacio) pero en muchos otros lugares, esa igualdad tan justa, ni está ni se la espera. Hay que seguir en las barricadas, pues si lo de las generaciones pasadas ya tiene poco arreglo, hay que seguir intentándolo por nuestra nietas. Besos. Jordana.
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