Plaf,
plaf,
plaf...
Plaf,
plaf...
¿Cuando
se va a acabar esta tortura?
Casi
puedes oír
como
gotea el tiempo.
Como
sin remisión
tu vida
se desangra poco apoco.
Es algo
casi físico ,
visceral,
que te
lleva
al
borde de la náusea.
Respirar
tiene un precio
y yo se
que se paga más que sobradamente
a base
de quebrantos
Y de
buscar consuelo cada noche ,
suspiro
tras suspiro,
en el
abrazo tibio y mudo de tu almohada.
Porque
es la soledad lo que más duele
La que
medra despacio,
la que
levanta un muro de silencio
a
nuestro alrededor
mientras
nos deja exhausta la sonrisa
y nos
reseca el alma .
Plaf,
plaf,
plaf...
No hay
nada más que hacer
o que
decir...
O que
sentir.
Solo
esperar...
Dejar
que todo pase
y se
diluya
esta
estación de escacha
en el
velo de niebla que el olvido
pone
sobre los días .
Pero la
espera es
de suyo
siempre larga.
Y más
para los tristes que ya saben
que
agotaron su cupo de milagros.
Que
detrás de este frío
ningún retoño nuevo de primavera aguarda.
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