jueves, 22 de octubre de 2020

Pálpito ilusorio


Caminamos a oscuras,

atisbando destellos de fantasmogorías ,

sospechado que existen...


Pero no lo sabemos..


Hay que reconocer que la verdad

es que solo nos llegan nuestros parcos sentidos

para palpar a ciegas los contornos de un mundo

demasiado inasible.


A veces intuimos

allá ,del otro lado,

retazos y rumores entrañables

de algo semejante a la belleza

que consigue envolvernos en algo parecido

a la felicidad.


También, en ocasiones,

sentimos en la piel la mordedura

de algún presentimiento que nos habla

de lo eterno del frío.


Hay que reconocer que no sabemos

ni queremos saber.


¿ Quién nos puede culpar si temerosas

nuestras manos tiritan

y eligen lo improbable?


Lo que menos nos duele.


La vida

hecha de luz , de aire,

de música, de abrazo, de sonrisa...

...de pálpito ilusorio,

nos rodea


Incluso hasta consigue

que a ratos olvidemos la única certeza

de aquella estrella oscura , de entrañas insaciables,

que lleva nuestro nombre.


Del fervor encendido e impaciente

con que su boca hambrienta nos aguarda.


Malamente


 

     Nunca he sabido cómo

lidiar con los morlacos de la pena.


Hay días que consigo

distraerla algún rato,

malamente,

bailando el pasodoble

que suena en cada plaza.


Astifinos y oscuros,

sus pitones son diestros

en buscar mis sangrías .


Allí donde se agolpan

los recuerdos que duelen y que sienten

pasión por derramarse.


Cortarme la cabeza ,

desgajar la memoria,

de nada serviría

cuando sobre la carne están grabadas

los momentos más dulces.


Dar tormento a mi piel ,

siempre intuitiva

y habitada por el escalofrío

no sería bastante.


Se hace necesario

arrancarme de cuajo el corazón,

dejar que se derramen sus más rojos humores

y su latido cese.



!Pues que siga la fiesta!

Que a mi querencia lleguen los cuchillos de Luna

verdugos de mi duelo,

que al vaciarlo,

quizás logren salvarme.


Pues que suene la música

y que dancen del brazo el amor y la muerte,

que se canse la pluma de escribir

cada hora un romance .


Sobre el albero brillan

los racimos de rosas carmesíes

que la arena engalanan

-qué tristeza tan fiera-,

malamente,

a costa de mi sangre.


Ha llegado la hora

de la verdad,

si acaso tengo suerte

me sacarán a hombros.


Aunque poco le importe   a un cadáver andante

 si los aplausos suenan .




martes, 20 de octubre de 2020

Más de lo mismo


A veces en la hora del crepúsculo

me vence la fatiga.


Resulta muy cansado

andar hipotecando mi tiempo y empeñándome

en gastar mi palabra y sus acentos

- mitad virtud,

mitad claudicación a golpe de desidia-

en explorar espacios

donde quepa un futuro,

y en buscar sin descanso una voz en que hable

rotunda la verdad.


Aunque fustigue y duela.


Pero solo hay silencio.


Ni la brisa se atreve

a disolver los grumos de vetusta

realidad

y el aire

es denso como el plomo.


Y me vuelvo a encerrar en mi clausura,


Porque sé que ahí afuera

solo hay más de lo mismo.


Un sin fin de animales solitarios,

desvalidos y huérfanos de cualquier esperanza,

que siguen sus rutinas

y ya no se preguntan más porqués en la noche...


No vaya a ser que encuentren

por fin una respuesta.

Flor de estufa


Los lirios te envidiaban.


Nunca hubo ninguno que luciera en sus pétalos

un malva más intenso y dolorido

que aquel que decoraba tus ojeras.


Después de que ,blindado a cicatrices,

tu yo hipersensible se volvió invulnerable

al rigor de las púas ,

los cactus te temían.


Pero acaba cansando

mantenerse en la pose

de víctima o de esfinge.


Porque las piedras, que te admiran,saben

interpretar tus gestos

y guardan el secreto de que solo en el mar

caben sin molestar todas tus lágrimas.


Ya no quieres seguir a la intemperie.


Toca buscar refugio ,

si es posible,

junto a un calor humano ,

que te haga recordar con devoción

lo que es la ternura y la tibieza.


Tú has sido desde siempre flor de estufa...


Y en cada amanecer desangelado,

vivido en soledad,

sientes que hasta las sombras

de las nubes te pesan.


Y cómo se te escarcha

en los húmedos ojos la acaricia

del aliento del frío.


 

Libro de Reclamaciones




¿ Contra quién clamaremos? ¿ Qué oscuro dios impío

se ensaña, cincelando en la indefensa mano

de cada hombre que nace un destino inhumano,

mientras inventa un  cuento  sobre un  libre albedrío?


Por mucho que recemos, cruzarán el vacío

todas nuestras plegarias en un esfuerzo vano

por contentar la furia de un ser sordo y lejano

que habita en el extremo más gelido del frío.


No existe ningún libro de las reclamaciones

previsto para esto , y nunca suele el Cielo,

por mucho que lloremos, llover ningún pañuelo

que enjugue la tristeza de nuestros corazones.


Nos queda, qué remedio, rumiar el desconsuelo

e intentar sublimarlo a base de canciones.



lunes, 19 de octubre de 2020

Algo que recordar


 

Si pudiera elegir qué recordar

entre todas las cosas que me pasan,

sin duda elegiría ese momento

en que no pasa nada.


Ese preciso instante

en que parece que tras de una jornada

que discurre entre ruidos y ajetreos

la vida alrededor al fin se calma.


El aire, estremecido,

llega a tu pecho como una bocanada

de consuelo y frescura , oliendo a flores,

que el favor de la noche te regala.


Y el silencio te envueve

con una suavidad tan entregada

que hasta puedes sentir entre sus brazos

como el runrún de tu dolor se acalla.


El mundo queda allí , de otro lado,

y su aliento de azufre no te alcanza

en el islote de quietud que habitas

en esta hora mágica.


Por eso, si tuviera que elegir

qué recuerdo salvar de la maraña

de imágenes grabadas en mi mente,

a mordiscos, a fuego, a estocada ,

sin duda elegiría este momento

que ni arde ni sangra.


En el que , simplemente, encuentra el corazón

la paz que ambicionaba .


Ese en el que disfrutas de un  frágil y perfecto

 bienestar animal,

tan raro,

 en que parece

que no ha pasado nada.



Fruto de la tormenta


Aunque nunca diré que un tiempo hastiado,

viviendo en la grisura obligatoria,

es mi ideal, a veces, bien pensado,

ya constituye toda una victoria.


Hoy parecía el día destinado

a pasar sin más pena ni más gloria,

sin que de él quedase inventariado

ni un mínimo vestigio en la memoria.


Y de repente,sin saber de dónde

salta la chispa y llega la tormenta

a llover sobre un vaso ya repleto.


Y el caudal de congoja que se esconde

en mi entraña , rebrota y alimenta

con lágrimas de hiel otro soneto.