miércoles, 19 de agosto de 2020

Continente Olvido

 





¿Qué viento austral insuflará a las aves

su afán aventurero?


¿Quién les inspira la cartografía

que les muestra las rutas

hacia las tierras cálidas.?


Debo irme,

lo sé,

me lo grita el instinto,

que interpreta fielmente el rumor de sus pálpitos

y nunca se equivoca.


Aunque jamás se tome la molestia

de decirme el cómo ni hacia dónde.


Regresar a un pretérito añorado

es del todo imposible.


Y en el plano universo que forma mi presente

todo es aire marchito

y páramo infecundo,

sin una madriguera

ni un túmulo de sombra en que ocultarme

para que no encuentren mis fantasmas.


Otra vez más me toca

la huida hacia adelante.


Cerrar las puertas

clausurar ventanas,

aceptar que una capa de polvo ha de cubrir

las estancias del hoy en el que habito,

y partir sin volverse

a mirar para atrás,

aunque sea costumbre inveterada,

siempre suele causar desasosiego.


Quién sabe si el destino,

amigo como es de soterrar

sus ases en la manga,

me tiene reservada su piadosa

y última sorpresa.


Y el vagar de mis pies desorientados

me lleve cualquier día

al Continente Olvido.


Allí donde no logran seguirte los recuerdos


Donde solo conservan

sentido las palabras

si hablan de los días felices e inocentes

y afloran a los labios

en forma de canción.


Acunados en esa melodía

será más placentero deslizarse

suavemente hacia el Valle del Silencio.


Y acaso íntimamente

una voz nos susurre

que ya estamos por fin llegando a casa.