Otra
noche de Agosto
otro
celaje
de
satén incendiado de lujuria
que
invita a levantar la vista al cielo
y a
dejarse llevar por el fluir tumultuoso
de las
ensoñaciones .
Dan
ganas de volver a enamorarse
de la
vida,
olvidando
que
ella nunca tuvo por costumbre
el
casarse con nadie,
y como
amante, suele ser ligera
de
cascos ,
infiel
y desleal,
dispuesta
a abandonarte .
Mejor
será pisar la tierra firme
y
aferrarse a lo poco que sabemos
sólido
y sin fisuras.
Pero
cómo olvidarse
del
azul que me llama
desde
la voz profunda de mi memoria antigua
que se
acopla al compás de su oleaje.
Pero
cómo negarle al corazón
lo que
sabe el latido ,
esa
querencia
a
añorar a la sangre de mi sangre.
Una
estrella fugaz
y
luego otra
cruzan
el firmamento, simulando
ser en
la oscuridad
fuegos
artificiales.
Tanto
sobrio propósito..
y luego
, a la primera de cambio lo quebranto
dándoles
rienda suelta a mis anhelos.
Cruzo
los dedos...
pido
que
cuando llegue esa madrugada
de
tacto frío y húmedo
que
tiene que llegar, para envolverme
en
silencio y quietud ,
antes
que le mirada se me opaque,
es todo
mi deseo
volver
a ver el mar.
Si
puede ser en calma , y reflejado
en el
cristal sereno unos ojos.
Aquellos
que solían
ser la
fuente en que mana la auténtica ternura
nacida
del amor.
Poder
sentir de nuevo
sobre
mí su tibieza,
que es
el único bálsamo capaz de consolarme.