viernes, 19 de febrero de 2021

Ahí sigue la vida


 

Somos seres inciertos

que no saben

de dónde vienen ni hacia dónde van,

cómo huir del dolor,

cómo lograr que nunca los alcancen

la soledad, el miedo, la nostalgia...


Que andamos como náufragos,

perdidos por los piélagos de nuestros privativos

mundos subliminales,

esos que se construyen

con elucubraciones


Levantar faraónicos mausoleos de bruma

a todos los fantasmas que habitan la memoria

es un afán titánico

en el que consumimos media vida.


Y la otra mitad

en el esfuerzo absurdo de erigir

los castillos de arena que le presten

una ilusión de suave consistencia

al tropel de sueños,

carne de pleamar inevitable.


No sé lo que sería de nosotros

si por fin consiguésemos librarnos

del peso abrumador de los recuerdos,

de la extraña pulsión por sumergimos

en anticipaciones.


Acaso descubriésemos

que el pasado ya no es,

que nadie

sabe si nos aguarda

aún algún futuro.


Que ahí sigue la vida

real,

esa que tiene

tacto de piedra y ciega vocación

de ser un descalabro.


Y la manía exótica

de obsequiar diariamente con alguna sorpresa

al que sabe atraparla.


Al que sabe esperar

que, tras del aguacero interminable,

algún rayo de Sol venga a poner

un destello risueño sobre el rictus

de las austeras tardes del invierno.


martes, 16 de febrero de 2021

Pétalo vivo


 

Los pétalos se deben

a su rol convenido de metáfora

de la fragilidad en desamparo

que habita en la belleza.


Se abren para ser

pasto de las miradas , cándido raso vivo,

destinado a acabar siendo en los dedos

ceniza perfumada,

ligera y predispuesta a revolotear

y embalsamar el aire.


Con júbilo se entregan

al placer de vivir el instante que toca

sin pensar si mañana será gris el futuro,

pero aún así desean

que la vida les brinde la oportunidad

de disfrutar los dones de este breve hoy

hasta exhalar el último suspiro.


Más que nada le temen

a los hielos que acechan tras el Sol, disfrazado

de encantadora prodigalidad,

cuando llega a destiempo y parece envolverlas

en cálidas sonrisas.


¿Qué instinto no presiente

a Febrero, por mucho que simule tibiezas,

como un mes que será

extraordinariamente largo y frío?

lunes, 15 de febrero de 2021

Sin piedad , con pasión



No hay que tener piedad,

hay que rasgar la piel

y separar los músculos,

hundiendo el estilete del verbo que lacera

sin que el pulso te tiemble .


Ahí están ,

sangrantes , como vísceras

de un animal salvaje desventrado,

granados y en sazón

todos los sentimientos

que fueron madurando a base de tragarse

tantas contradicciones

y de beberse a sorbos diminutos

el poso de amargor de aquellos buenos días

que no pudieron ser.


Toca ahora arrancarlos

como el que arranca frutos de la tierra silvestre

y, exprimiendo sus zumos repletos de dulzura,

entregarlos al ansia de la sed de los hombres

por si en ellos se sacian.


Y la pulpa que sobra, mientras aún palpita

arrojarla a los cuervos.


Si es que quedan despojos,

puesto que se quisieron

ardientes,

lo mejor

es dejarlos arder

sobre la inmensa pila funeraria

de las desilusiones.


Con letras invisibles

el humo compondrá sobre el azul

un fugaz epitafio .


Que se cumpla el destino

que llevan en la frente tatuado los poetas

que escriben por placer tristes versos anónimos,

y llegue viento un ábrego del Norte

a barrer sus cenizas.


Después cantará el gallo

y llorará por ellos, que fueron sus amantes,

mil lágrimas de luz,

compasiva,

la Luna.

antes de que amanezca.


El tiempo que nos queda


 

Somos el tiempo que nos queda ( M Caballero Bonald)


Los años, lo sabemos,

no pasan nunca en balde,

y más pronto que tarde se cobran su factura

en duelos y en quebrantos,

en derrotas, en lagrimas, en pérdidas...


Pero debe haber

un punto de verdad

en aquello que siempre nos dijeron

y hay días para todo...


Para vivir sumido en la liturgia

feroz de las rutinas,

para inventarse un canto que sosiegue

el runrún de la rabia,

para abjurar del mundo

por sernos tan adverso,

para culpar a dios de abandonarnos

en medio de este valle de miserias...


Para reír con ganas ,

para llorar y para resignarse,

para olvidar,

para enfangarse a fondo

en el marasmo de la melancolía...


Para volver de nuevo

a engañarse y creer que por algo será

tanto amor a la vida ,

tanta fe que derrocha

la sangre apasionada que corre por tus venas


Hoy he amanecido

predispuesta a dejarme embaucar por el lábil

hechizo del cantar de las sirenas

y a buscar ese rumbo ,

que a la utópica isla donde todo parece

todavía posible,

nos dirige de vuelta.


Hoy quisiera traer brotando de mis dedos

caricias como flores,

ansiosas y encantadas

de poder entregar con arrebato

uno a uno sus pétalos

al rito de anunciar la primavera.


Que en mis labios bullesen

más besos que puñales

y que aún pudieran leerse en mi mirada

más versos que tristezas.


Ser de nuevo la niña

que contemplaba absorta consumirse en el cielo

las estrellas fugaces

y soplaba las flores del diente de león

soñando que , con un poco de suerte,

al fin alcanzarían

a materializarse sus quimeras.


En entregarme al éxtasis

feliz y elemental de respirar el aire,


En seguir existiendo,lo mismo que cualquiera,

por pura obstinación.


¿Y que otra opción tenemos,

pobres seres efímeros y absurdos,

que seguir malgastando alegremente

el poco o mucho tiempo precioso que nos queda?


El colibrí


No sabes de qué modo perturbas mi existencia.

pues desde el mismo instante en que te conocí

paso el día y la noche viviendo con frecuencia ,

como fuera de mí.


Para mi alma en vilo es una penitencia

sentir como levita presa del frenesí,

pajarillo que en éxtasis, celebra la presencia

de una fruta rubí.


¿ Qué va a ser ahora del pobre colibrí,

que muere por el néctar que ansía con urgencia

su lengua bísturí?


¿ Y qué te cuesta a ti

ofrecerle en tu pecho la cálida querencia

y darle de tu boca la flor azucarí.?


domingo, 14 de febrero de 2021

Romería ( Como a flores que sangran)



Si os digo la verdad

ya no sé dónde estoy,

cómo demonios arribé hasta aquí,

ni de qué lugar vengo.


Cómo accedí a ponerme de camino

vestida con mi traje de romero,

sin que nadie me diese de antemano

un croquis de este mundo

en que viniesen bien señalizadas

las trampas abundantes

de todos sus senderos.


Así ando, tan a tientas,

tan perdida,

siguiendo únicamente

-no sé si es una idea muy juiciosa-

en pos de mis anhelos.


Estoy tan fatigada

de perseguir quimeras y espejismos,

que ya solo deseo

dejar de desear...


Que les pesen los párpados

y conmigo se duerman

mis cohortes de sueños

y que nunca despierten.


Pero mucho me temo

que son

  • - como yo soy -

    insomnes contumaces

y que debo seguir de romería,

sin gaita que la anime,

mientras me quede aliento.


Mientras aún alumbre,

allí en lo alto

la luz de aquel lucero,

solitario y hermoso, que existe solamente

para que yo lo admire cada noche

y le confíe todos mis secretos


Que ahora, al titilar,

pudiera parecer que está temblado.


Que él también recibe entre espeluznos

el mal presentimiento

de que sobre las sombras nocturnas sobrevuelan

sombras más alevosas.


Si os digo la verdad,

sería un gran alivio

no volver a tener la obligación

de atravesar inhóspitos desiertos

con mi ilusión a cuestas,

rumbo a ninguna parte.


Encontrar la quietud.


Dejar de tener miedo.


Poco importa si a cambio me toca convertirme

en festín de los cuervos.


Si de mí paso únicamente queda

sobre la senda el rastro perfumado

y apenas perceptible 

-como a flores que sangran-

de un puñado de versos.