Cierra
la puerta.
Excluye,
dale
en las narices
del
otro lado a un mundo empeñado en vendernos
su
bombón más dorado,
ese
que siempre amarga , pues recala su trufa
de
licor de desvelos.
Baja
las persianas,
echa
las cortinas,
encierra
en un paréntesis
este
espacio minúsculo que a veces nos regala
a
aquellos que sabemos disfrutarlo
conjugando cariño y compañía.
Aquí
estoy yo,
ya
sabes
cómo
soy de risueña y cantarina
de
amiga de las flores y los pájaros...
De
tenaz ,
de
dispuesta
a
ir entretejiendo con pétalos y trinos
una
colcha de amianto
que
guarde a buen recaudo nuestros sueños .
Aquí
estás tú,
curado
en cicatrices,
bregado
en el mordisco, hambriento en la caricia,
sutil
en el incienso , calentura
en
la anisada voz,
de
corazón templario y alma de poeta
Capaz
de ser el luchador más fiero
en
la batalla diaria de la vida
y
de a la vez mostrarte infatigablemente
el
amante más tierno.
Aquí
estamos a dúo,
sumando
voluntades,
formando
este nosotros de espíritu imbatible,
decididos
a dar hasta la gota última
de
ilusión que nos queda
con
tal de defender nuestro exiguo reducto
de
intimidad idílica.
Conque
cierra la puerta,
baja
bien las persianas
y
sin meter ni un ruido,
acuéstate
a mi lado...
Y
qué le importa a un mundo
al
que no le importamos lo más mínimo,
cómo
nos recreamos durante estas horas
de
plomo de la siesta.
Hagamos
lo de siempre ,
hacernos
el amor despacio y en silencio
Que
nos se entere nadie
que
hemos descubierto el aleph codiciado
en
donde el instante se detiene
y
nos permite vislumbrar que existe
algo
así como un irrenunciable
terrenal
y dichoso paraíso .
Creado a la exacta medida de los dos
Creado a la exacta medida de los dos
por quién sabe qué suerte de misterio.