Labios
con vocación de caramelo
que
sueñan derretirse en la candente
tentación
de otra boca que consiente
en ser
su desvarío y su consuelo.
Noches
de Luna mágica y creciente
en que
en las dulces horas de desvelo
hasta
el tacto del aire es terciopelo
que
vuelve cualquier roce sugerente.
Y luego
esta la piel, sedoso manto
de
sensibilidad y calentura,
que
despega camino a fantasía...
No todo
puede ser congoja y llanto...
cada
quien como puede se procura
su
mínimo placer de cada día