sábado, 26 de octubre de 2019

Los pájaros del alba


Es una bendición esta quietud
que regala la noche.

Me acurruco,
me arropo
con el manto de tibia oscuridad,
silente y tersa, de la madrugada.

Me escondo entre sus pliegues
por ver si así no logran
hallarme mis fantasmas.

Esos que casi siempre consiguen transportarme
al tiempo de los cuentos leídos en penumbra,
entre el olor a espliego
de las sábanas blancas.

Hilachas de la niebla del pasado,
que a menudo me ponen un nudo en el estómago
y en los ojos un brillo de nostalgia.

Solo quiero dejar de batallar
tan a cara de perro con la vida,
guardar un rato penas y cansancios
debajo de la almohada.

Solo quiero dormirme
y no soñar con nada.

Despertarme
con el toque primero de diana de la luz
fresca y con la sonrisa
recién almidonada.

Dispuesta a la sorpresa.

Quien sabe si mañana llegará
la rosa carmesí
que hace mil y un siglos que esperabas.

Por más que en pecho tiemble,
porque no encuentra ya rodal dónde poner
tanta espina afilada.

Quién sabe si es verdad
que todavía existe algún futuro.

Qué secreta razón
tienen aún para seguir cantando
los pájaros del alba






martes, 22 de octubre de 2019

Lo insaciable



Nunca la saciedad,
nunca la grata
plenitud de sentir de que a este día
que está por acabar
hemos sido capaces de arrancarle
sus arpegios más lúdicos,
sus destellos más tersos
y más resplandecientes,
su risa más vibrante.

Siempre toca dudar
en esa hora en que la luz claudica
si su ubre de miel
se ha exprimido bastante.

No basta con beberse
sorbo a sorbo
el agua dulce y virgen
de todos los glaciales,
para saciar la sed que no vive en lo labios,
ni se calman las ansias de comerse este mundo ,
con todas sus miserias
y todos sus prodigios,
por devorar sus panes .

Cuánto más saboreas
su placer, sazonado
de dolor infinito,
más te crecen las ganas.

Nunca es suficiente
el favor que te hace
cuando te presta el aire y se aviene a la prórroga
-así sea el próximo segundo-
del gozo inenarrable de seguir respirando .

Porque el tiempo consigue
hacer que se acreciente tu deseo
y su incapacidad para saciarlo.

Y en el último instante
sé que aún quedará , palpitando en  mi boca
tanta hambre de vida.

lunes, 21 de octubre de 2019

Apego


No tengo un verbo claro que deslumbre,
ni palabras de almíbar y ambrosía,
ignoro a qué se debe tu costumbre
de seguirme los pasos noche y día.

Será que un corazón hecho de herrumbre,
que destila a placer melancolía
y se niega a aceptarse en su derrumbe,
es lo que más te atrae, Poesía.

O acaso es que sucede a viceversa
y soy yo la que busca de tu apego,
pues sin tu magia ¿ En qué ilusión recalo?

Olvido junto a ti mi suerte adversa,
que  encuentro en tu regazo mi sosiego
y es tu cadencia mi mejor regalo.

Sangría ( XLVI)


Es todo un escenario del quebranto
tener que soportar día tras días
la soledad de dos en compañía
compartiendo grisura y desencanto.

Pensé que mi ración de pena y llanto
había ya agotado y que tenía,
a base de sufrir tanta agonía,
el corazón tapiado a cal y canto

Creí estar curada del espanto
y me sorprende el que todavía
algunos gestos me lastimen tanto.

No hay coraza, se ve, ni hecha de amianto,
para blindarse contra la sangría
de un desamor, camino al camposanto.









Un aleteo triste ( XLVII)



Siempre estas ganas de salir corriendo,
de huir de la diabólica rutina
del silencio y la espina
en la que hace ya tanto me vengo consumiendo.

Siempre la voluntad que predomina
de continuar cumpliendo
con tu papel estúpido , sonriendo
mientras sin ruido mascas la obviedad de tu ruina

Un aleteo triste,
rumor a libertad en cielos irreales,
es todo el desahogo que el cuerpo se consiente.

Si el corazón resiste
y late , aun malviviendo, trabado entre zarzales,
pues qué va a hacer el alma, tan mística y prudente .