Todo era luz. Y todo melodía.
Y todo suavidades insinuadas
entre las veladuras perfumadas
con que el amanecer nos sorprendía.
Los cuerpos se entregaban todavía
a la claudicación, desarboladas
todas sus resistencias en las riadas
de la noche vivida en demasía.
La dulce alondra suspendió su vuelo
y ardió en arpegios para ver, curiosa,
si nos urgía a amarnos nuevamente.
Pero las almas que el umbral del cielo
vislumbraron, no ansían ya otra cosa
que sosegarse frente contra frente.
Hoy
La noche es un angor que nunca acaba
de aniquilarnos , que redobla empeño
en negarnos el bálsamo del sueño
y en ser en la conciencia férrea aldaba.
Tantos "bien pudo ser", tantos " por poco...",
" medio minuto más" ,"si hubiera dicho",
" si me hubiera callado" ,"si el capricho
de mi suerte no fuese necio y loco...".
De lo escrito no mueve ni una coma
triturar los fantasmas que han brotado
de las viejas historias del pasado
con la dedicación de una carcoma.
Solo te deja ese mirar licuado
donde el cansancio de vivir asoma.
Mañana
Ya no hay calor, el frío se presiente
como una omnipresencia poderosa
que congela la esencia de la rosa
incluso en pleno mayo incandescente.
Siento la soledad que me rodea,
Largas sombras de ausentes adivino
en esta oscuridad que mi destino
ya augura qué tintura colorea.
Ni pañuelos, ni lágrimas furtivas
que sirvan al adiós, ni una migaja
de compasión con que adornar la caja
donde acaben mis ínfulas cautivas.
Plenitud y mudez definitivas,
me envolverá el olvido en su mortaja.