domingo, 21 de octubre de 2018

Sonetos a go-gó



¿Cuatrocientos no han sido suficiente
tributo a la emoción , que todavía
la pasión por vivir pide su urgente
ración de verso fresco cada día?

¿ Y para qué me sirve esta sangría
de palabras ? Por mucho que lo intente
no me puedo librar con  poesía
de tener que enfrentarme a mi presente.

Aunque también es cierto , lo confieso,
que vaciarse a placer , algo aligera
al corazón cansado de su peso.

 Que si algo grita dentro, es la manera
de acallarlo... y escribiré por eso
sonetos hasta el día en que me muera.






Ellos


Ellos vienen a mí, yo no los llamo,
pero acuden con toda diligencia,
la menor y más leve contingencia
que me ocurra les sirve de reclamo.

Si llueve o sale el Sol, si es que me inflamo
de rabia o de emoción , si alguna ausencia
me llena de amargura la existencia,
si me aburro, si río, sueño o amo...

No sé si me los dictan los latidos
del  loco corazón ,me  los inspira
una musa alienada que delira
o si es que mis sollozos van prendidos.

Solo sé que los versos traen la calma
a mi vida. Y son parte de mi alma.




Canción de plenitud




Ya para casi todo se ha hecho tarde...
Mejor es no pensar en el futuro.
Este cabo se acaba, es bien seguro
que no queda más cera que la que arde.

Sé que ahora me toca hacer alarde
de fe y valor y a tientas en lo oscuro
tratar de hallar el resplandor más puro
de un corazón que nunca fue cobarde.

Hacer de su latido decreciente
canción de plenitud , mágica llama
que ilumine la noche más sombría.

Y que deje en al aire ese ferviente
rumor inextinguible que proclama
que hasta el final, la vida es alegría.