Quién nos manda tener esta soberbia ingente
en la que toma impulso la ambición desmedida
de saber, de escarbar tan obstinadamente
en nuestra propia entraña hasta volverla herida
Hay algo que nos dice que existe una escondida
verdad que se nos hurta y nos resulta urgente
desvelarla, entender si es que tiene la vida
un sentido o es solo azar inconsecuente.
Sobrevivir absortos, los dedos desollados
de hurgar entre las dudas y los ojos resecos
por acechar fulgores, debe ser nuestro sino.
Afanes de provecho, así más descuidados
vivimos y olvidamos, como anuncian los ecos
de los vientos del norte, que se acaba el camino.