De
singulares islas,
de
egregias soledades.....
Hay
algunos que hablan ,
porque entienden,
de
ínsulas,
espacios
limitados
que
tienen en las cartas geográficas
coordenadas
secretas,
perdidas
en mitad de los océanos,
a las
que nadie encuentra
pues
nadie fue a buscarlas,
libres
para
mirar de frente y plantarles
cara a
todos los vientos.
Se
lamentan
del
lastre ingente con que las grava un ancla
de
pétreos esqueletos coralinos
o de
lavas volcánicas.
!
Islas!
! Qué
sabrán ellas,
siendo
míticos nombres en islarios,
de
penas de destierro!
Ni
siquiera sospechan que puede ser que haya
una
flor,
rara
belleza náufraga
abrumada
de sal,
flotando
a la deriva y suspirando
por la
dorada arena de sus playas.
Del
abandono sabe
un
pétalo de almendro,
sentenciado
por un soplo de brisa
a
morir solo,
ahogándose
en
silencios de hielo y de amargura.
Pudriéndose
sin gloria
en el
fondo del charco de sus lágrimas.