Siempre
hay algo que decir,
quién no conserva
unos cuantos secretos ocultos en el fondo
de su almario,
que claman
por pregonarse a voces .
Las palabras rebullen en los labios
con rumor a granizo,
pues siendo en sí inocentes, nunca existe
ninguna inofensiva.
Siempre
hay algo que callar,
todos sabemos
de qué manera hieren las verdades.
Y también de qué modo
envenena la sangre, hasta acabar pudriéndose
dentro del corazón tanta prudencia...
Qué cadáver tan triste
el que hace su tránsito al olvido
envuelto en un sudario de silencios.