domingo, 5 de enero de 2020

Lastres


Quién fuera como un ave
que nunca se extravía,
pues sabe interpretar los mapas mudos
que trazan en el cielo las estrellas...

En mitad de la noche,
el peregrino que, sin rumbo, arrastra
por el barro los pies,
mira con ilusión
la luz de una cerilla
e imagina que es el fulgor que señala
la meta que se anhela.

¿ Quién desea volver la vista atrás
y contemplar la trocha entre zarzales
donde fueron quedándose enredados
los minutos perdidos ?

Detrás de nuestros pasos
todo es tierra baldía.

No es posible
desandar el camino , ni siquiera siguiendo
el rastro de ilusiones desmigadas,
lo que ahora nos toca
es tratar de seguir hacia adelante.

Si no tuviera ya
el cuerpo tan cansado ,
acaso intentaría
aún reinventarme .

Volver a comenzar,
tomando impulso
en el tenacidad de la esperanza
que a diario reverdece
dentro del corazón
y ser la que no fui,
la que tal vez
recuerde todavía que existieron
días despreocupados y felices
en los que fabulaba con que yo
también tenía alas.

Pero es que pesa tanto
el lastre que revienta mis alforjas ,
repletas de renuncias , de traiciones,
de congojas , de ausencias...
de desencanto y rabia .

Si no tuviera ya,
exprimido a conciencia por los años,
un cuerpo tan exánime...

Si no tuviera que agotar sus fuerzas
cargando con un alma que hace tanto tiempo
que ya no cree en nada...