sábado, 22 de julio de 2017

Ritual



Delicada es la tela.
Suave ritual de sedas . Un sigilo
entretejiendo encajes con el hilo
hambriento de una eterna duermevela.

Con paciencia se cela
la imprudencia que danza sobre el filo
del destello acerado del estilo
que su afición hundirse no revela.

Luego es hacer profunda la cisura
incruenta, que deje al descubierto
toda la indefensión que la enamora.

Y disfrutar a solas de la oscura
delicia de ese vivo, medio muerto
de placer y de asombro , al que devora 

jueves, 20 de julio de 2017

Si pudiera




Yo poco sé de perros ni de rabias


Y todavía menos de rumores
de aquellos que acongojan
sin tregua los oídos solitarios
ladrando en las esquinas del silencio
el recuerdo de tiempos más felices.

Mi nombre es soledad ,
macero carne muda
y supuro aguasal desde que existo.

Si tuviera en las manos
los ungüentos más caros del oriente,
si pudiera
derramar su virtud sobre la noche
que se ceba en tus días
y así hacerte la vida que te abruma ,
no digo más feliz,
más soportable...

Si alcanzara a poblarte la derrota
de palomas torcaces desangradas
a base de entregarte en aleteo
mis últimos latidos.

Si supiese
lo que las hembras por instinto saben
ahogar entre suspiros las angustias
más feroces de un hombre
a base de exhalar concupiscencia.

Pero apenas salitre
le queda a mi tasajo con que darle
su salario al barquero ,
su placer al gusano,
su desagravio al cuervo que a graznidos
pregone, plañidero, mi elegía.

La cáustica y debida
satisfacción que espera aquella llaga
que certifica que no es piedra inerte
lo que siente dolor.


Este dolor de ahora que me nace
al sentirme impotencia.

Si pudiera...

Pero es que yo no soy de espuma o raso,
de perfumes ni de pétalos de almendro
de arroyos de aguamiel ni mandarinas
de auroras ni arrebol...

Ya lo he dicho, supuro
gota a gota aguasal desde que existo
como una maldición que me serena.

Solo puedo,
por si es que te consuela , acomodarme
sobre mi pecho todas las miserias
del tuyo devastado.

Y luego, mansamente,
sentir tus penas y llorar contigo.

A la medida



Cada palo está hecho a la medida
de la vela y el viento, ya se sabe
que dentro de una décima no cabe
hondura en la intención, canta y olvida.

A los tercetos solo los valida
encadenarse para hallar su clave
y sin embargo en la cadencia suave,
tan nimia de un haykú oirás la vida

Pero un soneto sirve para todo
puedes formar un fiasco de narices,
hablando del amor o del dinero.

Yo en sus catorce versos acomodo
máscaras, plumas , risas, cicatrices...
Lo que me sé y me sueño por entero

Desesperadamente


Yo no exijo que el bajo de la falda
me lamas, ni lo celes aun del viento.
Espero presentirte como aliento
de un ángel tras mi espalda.

Yo no quiero lucir una esmeralda
y servirte en el brazo de ornamento.
Aspiro a que mi risa y tu contento
nos sirvan de guirnalda.

Yo mi lastre no anudo
a tus alas, ni pido a tu conciencia
que entierre su ideal más insumiso.

Que tú, libre y desnudo,
te me entregues, amor, no es exigencia.
Deseperadamente lo preciso.


Caprichos


El que va persiguiendo lo irreal
puede quedar perdido entre su bruma.
Ver como toma cuerpo o bien se esfuma,
caprichos de su aliento, en el cristal.

Al bocetar a tientas lo esencial
de un halo presentido, el vuelapluma
con un bouquet a inerte lo perfuma
que nunca tuvo en el original.

Porque Ella no existe, es el reflejo
de  tu  necesidad de compañía,
que inventas al mirarte en cada espejo.

Porque ella sin ti se desvanece,
soplo aromado de melancolía
y enervado de amor, cuando anochece.


La moza galana


Había cierta vez moza galana,
que ,en su inocencia, ajena a que lo hermoso
que Dios le dio celaba un pitañoso
anciano, no cerraba su ventana.

Hasta que percatose la lozana,
una noche de invierno riguroso,
como desde la calle aquel rijoso
se complacía en su afición insana.

Y se pasó seis horas la criatura
vistiendo y desvistiendo, echando cuerda
al diablo con que darle un escarmiento.

¡ Pobre viejo! Si bien la calentura
o el frío lo mató, no se recuerda
un muerto con tal cara de contento.

Canto


Ya no quiero que llores
sobre mi corazón. Voy sin paraguas
por ciudades de lluvia . Tantas aguas
van a acabar pudriéndome mis flores.

Ignoras cuantas chispas de colores
de mi clavo sacaron en las fraguas
o que acalla el frufrú de mis enaguas
bramidos violadores.

Sólo escuchas mi canto.
No entiendes que derrama , impenitente,
sobre mi indefensión notas de amianto.

Que cada cual ha de inventarse un llanto
que deje su pupila transparente
dispuesta para un nuevo desencanto.