miércoles, 31 de marzo de 2021

Antiguos desconocidos


 

Mi idolatrado cuerpo, conocido

-eso creía yo- al que me ata

con cada vicio antiguo mi insensata

afición de apegarme a lo sabido.


Después de tanto tiempo compartido,

sentirlo, sangre y piel, es una grata

sensación, aun si a ratos me maltrata

su esqueleto de hueso dolorido.


Por eso ha resultado una sorpresa

mirarlo hoy con distancia, no sabía

que apenas, poco y mal, lo conocía.


Que solo es esa cáscara que apresa

un alma que viviendo se enriquece

mientras que él se arruina y envejece.


martes, 30 de marzo de 2021

Cuestión de perspectivas


 

Todo sucede dentro.


Desde siempre,

aunque tú no lo sepas, tus milagros

y tus devastaciones se gestan poco a poco

en las profundidades donde habita

tu verdad silenciada.


El mundo queda ahí, detrás del límite

sediento de la piel,

que separa del otro

y es a la vez la sólida muralla

que se apropia los golpes y es terreno

feraz para la herida.


El dolor, luego, va por otro lado

y cada cual gestiona

sus quebrantos y gozos como puede.


No hay nada seguro

sobre las perspectivas imperantes

en esas latitudes del espíritu.


Donde unos ven días de diluvios

y esperan arcoiris,

otros lloran a mares sin descanso

mientras niegan que existan las borrascas.


Solamente los lúcidos aceptan

que vivir es ser carne de derrota.


Y hasta, a veces, sonríen.


Cualquier día de lluvia


 

Cualquier día de lluvia,

como este,

sacaré del altillo las maletas

y me prepararé por fin para ese viaje

que no tiene retorno.


Tiraré tanto trasto acumulado

por esos “ por si acaso” que nunca sucedieron,

hoy solamente son como una muda

y triste invitación a la nostalgia.


Miraré bien por todos los rincones,

no sé

dónde dejé las alas supersónicas

que tejió la ilusión.


Pero eso importa poco,

siempre puedo

fabricarme unas nuevas con retales

de sueños incumplidos,

pegándolos mezclando bien la rabia

con el instinto de supervivencia.


Lo que ya no es tan fácil

es tratar de mudarse el esqueleto,

sacarse la rutina anquilosada

que nos ata a los miércoles de cine y palomitas,

a los lunes de insomnio,

a los jueves de brisca,

a los sábados...,

cuesta

abandonar los gestos y costumbres

que nos hacen sentirnos un poco más serenos

y menos desvalidos

en medio de este mundo, que es una maraña

de inseguridades.


Costar

cuesta...,

pero sé que he de hacerlo

si no quiero quedarme aquí atrapada

en este limbo de los indecisos,

donde aspirar el aire es ya una condena.


Cualquier día de lluvia

y de melancolía, 

como este,

que no esté tan cansada...

lunes, 29 de marzo de 2021

La hoja roja


Es un puro temblor

y nadie lo diría...


Parece que se  entrega 

 con gusto al jugeteo de  la caricia leve

que la brisa otoñal

-no importa si es Abril-

le regala en la hora enfebrecida

de un cuaresmal crepúsculo que a grises rememora

algún Noviembre austero.


Encendida de gozo y de rubores

como una quinceañera,

disimula

el largo escalofrío.


Sabe que ya le toca

volar,

tomarle al aire

su dimensión exacta,

para esto

ha pasado, puliendo sus colores

las últimas semanas ,

deseando

y temiendo a la vez

el tener que afrontar este último envite

que le hace el destino.


Y se estremece.


Sabe

que está bailando el vals que da fin al festejo

al borde del abismo

y que solo le queda

lamentarse

o gozar.


Esa es la elección...


Languidecer, 

cayendo

de temor en temor,

 o ensimismarse

en la delectación de disfrutar

del vuelo mientras dure.


Siempre le quedará

allá abajo,

expectante,

esperando por ella para darle cobijo,

pacientemente,

el suelo.


 

Las lúcidas heridas


 

De colores


Van por colores

suerte y piel y el oscuro

le toca al pobre.


Ciegos, no vemos

como al blanco le crecen

negrores dentro.



Tomad y comed


Siempre hay un sitio
en la mesa del pobre
para el vecino.

Ante su plato
repleto, el rico olvida
que tiene hermanos.



Tocado y hundido


Ojos de niño
que al mirarnos supuran
tristeza y agua.

Rara caricia
que el corazón más duro

roza  y desarma.



Las lúcidas heridas


Cómo alfileres

las lúcidas verdades

pinchan y duelen.


De tanta herida

y tan irremediable

mata la vida.