¿ Cuántos suspiros caben en un pecho?
¿ Qué cuota de humedad retestinada
se puede sepultar en el barbecho
solitario y frugal de mi almohada?
¿ Qué tristezas antiguas al acecho
se apostan en la insomne madrugada
tras las cuatro esquinitas de mi lecho
para darme una nueva puñalada?
En mi epidermis cárdena no queda
ni un milímetro intacto en el que pueda
la existencia tatuarme su estropicio
Porque me quiere viva ...Es tal mi suerte
que a pellizcos pretende darme muerte
sin placer ni maldad, por simple oficio.