Apenas se despierta la mañana ,
sé que toca calzarme
con mi fe y mis reservas de energía
y poner a mis pasos a buscar su camino,
aunque a mano no tengan ni un mapa ni una brújula
que les diga hacia dónde.
Tampoco es necesario ,
me temo que no van
hacia ninguna parte.
El caso es que los pies venzan la inercia
y comiencen a andar,
siempre habrá alguna señuelo
-un olor a azahares,una estela de humo,
una boca que ríe-
que les hagan seguir tras la utopía
de llegar a alcanzarlo sin dejarse
ningún pelo de más en la gatera.
Así se va engañando
el cansancio ,que llega puntualmente a su cita,
y el miedo a andar perdido
que acaba haciendo mella
en cualquier corazón.
Solo queda apelar
al truco que te sabes:
a silbar entre dientes la canción que dispersa
a las nubes de lluvia.
Y a mirar hacia el cielo de este día de Octubre
con ojos de esperanza.
Anochece ya pronto,
no tardará en salir
el hermoso lucero de la tarde.