viernes, 9 de octubre de 2020

El diario del Ángel


 

A veces el destino

es demasiado extremo.


Resulta tan difícil

ganarse un par de alas

tratando inútilmente de salvar

a unos seres que nacen trayendo en su adeene 

la ciega vocación de condenarse


Y eso que este Tierra que les dieron

es todo un paraíso.


Solo hay que mirar alrededor

cualquier manaña al despertar

para ver como brilla allá en lo alto

un astro generoso, que ilumina

la espléndida belleza que florece



Aquí hubiesen podido, de quererlo

llegar a ser felices,

pero eligieron parecer a ser

tener a compartir

y derrotar a amar.


Qué puede hacer quien tiene

poco mas que dos manos

para mover montañas, tan altas y soberbias 

tan feroces ,

tan sordas .


Nadie escucha

mi voz desangelada

clamando en el desierto

suplicando

porque llegue la lluvia



Porque esta vez no envie

el cielo otro diluvio.

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