jueves, 2 de marzo de 2023

En rebeldía


 

Indócil por principio,

los tiempos de los otros

nunca han sido mis tiempos.


Arrancarle a puñados hojas al calendario

no hará que vuelvan antes las cigüeñas

ni anochece más tarde

por atrasar relojes.


Siempre me he declarado en rebeldía

contra su dictadura

y acepto bailar solo al genuino compás

que el corazón me marca.


Él es el que decide

si es día de fiesta o amanece

otro lunes nublado.


Él es el que se aplica

en descubrir esa gota de néctar

que cada uno guarda.


El placer de sentarse a media noche

a oír crecer la hierba

o adormilarse en los atardeceres

escuchando nocturnos

mientras vas aceptando

que las cosas ocurren

porque así estaba escrito

y tal como hoja otoñal, arrastrada

por agua de la lluvia,

permites que te lleve la deriva

liviana de los días

sin oponer ninguna resistencia.


Al fin y al cabo ocurrirán las cosas

cuando deban pasar.


Ya llegará el minuto

de recordar que existen los relojes,

que su tictac señala

la hora en que nos toca rebelarnos

con un último grito.


Antes de liberarnos definitivamente

de la opresión del tiempo.



Candelilla de luz




Tanto tiempo enfrentada al desafío

de luchar contra el tiempo y su evidencia,

ni sé cómo he llegado a esta indolencia

en que ya nada espero y nada ansío.


Nuestro destino es la obsolescencia,

triste condena a ser polvo baldío

que lleva en su adeeene su sentencia,

y era negarlo solo un desvarío.


Veleidad de la carne decadente,

candelilla de luz, enajenada

por soñarse un instante trascendente.


Poco importa que te hayas inmolado

persiguiendo el fulgor, aun derrotada

nadie te quitará lo que has volado.

martes, 28 de febrero de 2023

Arrítmico


 


No importa si Febrero

llega pródigo en nieves

o un aire tibio invita a que se abran

las flores del almendro.


Furiosamente arrítmico,

este reloj interno de siempre anda empeñado

en conjugarse con el impulso absurdo

de sus presentimientos,

de sus afanes...

De sus emociones.


Y ahora ya no sabe

si debe palpitar

como manda Diciembre

o toca enardecerse y arder para alumbrar

quimeras agosteñas.


O si es mejor hacer

lo que dicta su instinto,

dejar que sean los pájaros los que sigan cantando

las delicias del día

y el viento el que se encargue de pregonar la furia

que anida en las tormentas.


Si es el momento justo

de dejar de hacer caso de sus corazonadas

y encontrar el reposo


Si, llegada su hora,

 le toca ya callarse.

Babel

 


Todo es una ruina.


La cabeza no.


Ella sigue ahí,

imperturbable

exprimiendo las últimas esencias

de los marchitos pétalos,

mientras niega el medrar de las espinas

por todos los rincones donde ayer

el bienestar reinaba.


Todo es guirigay.

La cabeza no.


Ella puede ignorar todos los ruidos

que inficionan el aire

y enfrascarse en la magia de las viejas canciones

que en su interior resuenan.


Es todo un torbellino.


La cabeza no.

Ella, en su alienación,

sabiamente levita

sobre las fumarolas de un pasado perfecto.


Lo demás es espacio sin futuro,

un presente insufrible,

carne de una babel ingobernable,

ajena al esplendor de sus quimeras.


Lo cortés

 

Lo cortés nunca quite lo valiente,

me enseñaron a mí, y a decir cosa

que pudiera escocer con voz melosa,

rostro risueño y el mirar de frente.


A ser considerada y muy paciente

con el que tiene más que generosa

soberbia y ostentando una penosa

sesera se proclama inteligente.


Que si es sabido que el silencio es oro,

debo de procurar que pura plata,

la palabra que digo, sea al menos.


Y a pagar con silencio al pobre loro

que, hablando al buen tuntún, metió la pata

al querer imitar logros ajenos.


Los insomnes


 

¿ Qué sueñan a media noche,

cuando el trasiego se aquieta,

los que no pueden dormir?

¿Qué pasa por su cabeza?


¿Son negras o sonrosadas

las ovejitas que cuentan,

o en la oscuridad persiguen

el rastro de alguna idea?


¿Los fantasmas del ayer,

rememorando querencias,

se pasean por su mente

en horas de duermevela?


¿Imaginan un futuro

distópico, en el que acecha

tras cada gesto inocente

alguna amenaza nueva?


¿O habrá alguno, afortunado,

que se pierda por las sendas

oníricas, en que alcanzas

 a acariciar una estrella?


Puede, incluso, que el insomne,

si sabe juntar las letras,

seis versos escriba y llegue

a creerse que es poeta.


Ay, si pudiera sentirme

sumida en esa quimera...


No sé si llamarte, sueño,

o pedir que nunca vengas


A pluma alzada

 


Tejer y destejer a pluma alzada

sentires, procurando lo vivido

enmendar con el hilo retorcido

que presta la palabra sublimada.


Volverse a preguntar si no habrá sido

en vano el esmerarse en la puntada

o acaso no ha servido para nada

este desvelo tan entretenido.


¿ Pero quién le reprocha al solitario

si se da al desvarío literario

en pleno rapto de nocturnidad?


Es el derecho humano de cualquiera

despenarse a placer y no hay manera

más grata de engañar la soledad.

lunes, 27 de febrero de 2023

Testigo accidental


 

Si todo es caos,

si todo es contingencia,

entonces, ¿ qué soy yo, sino infeliz

miseria y fatuidad?


¿ Y qué sentido tiene seguir perseverando

en la pelea diaria por el aire?


Acaso el de arrancarle a cada instante

su misterio

y saber

con qué sorpresa a estreno nos sorprende

o con qué nuevo hierro nos hostiga.


Y probar que un suspiro,

liviano como el roce de las alas

de una mariposa,

aunque aligera el pecho, en nada altera

la marcha del absurdo tiovivo existencial.


La náusea de sentirse

el resignado y lúcido paciente,

testigo accidental

del sinsentido que llamamos vida.