viernes, 20 de noviembre de 2020

Nuevos horizontes

 

Es una obligación para el que nace

condenado a vivir sobre tierra baldía,

intentar la conquista de nuevos horizontes


Después de veinte siglos

de haberse alimentado de injusticias

y de insatisfaciones

el cuero es insensible,

y no se sienten ya sobre el estómago

los mordiscos del miedo.


Se deja de apostar por lo seguro,

pues siempre sale a cuenta

el jugarse la vida.


¿ Cuántos dientes
tiene la boca oscura que codicia
la ilusión floreciente ,que se insinúa apenas

en el perfil salobre 

de las ondulaciones?

¿ Cuántas uñas
tienen las caracolas desalmadas
acechando en sus cantos?


¿ Cuántos gritos
le debe aún el hombre,
a base de ser lobo para el hombre,
como tributo al mar?

Y la Luna, impasible,
sigue jugando a ser reflejo y magia
mientras guarda el secreto de un destino sombrío

su helado corazón.

Total...

más cornadas da el hambre...


Y la esperanza 

nada pierde escuchando los reclamos

de las voces de anís, neón y humo

con los que hoy en día  embaucan las sirenas.

Ventura mínima


 

Han nacido y han muerto

universos, quimeras,

odios eternos,modas,

famas incombustibles,

entusiasmos

a prueba de reveses,

convicciones,

pasiones inmortales,

evidencias...


Ha llovido ya tanto

como para acabar con la aridez

de todos los desiertos.


Como para secarme

los veneros del duelo que le prestan

humanidad al alma.


Y sin embargo aún

con suavidad me llega ,cabalgando en la brisa

un rumor que despierta en mi memoria

tu recuerdo inefable.


El eco de una voz,

que sabe ser caricia y te sosiega,

el centelleo

que sobre el aire danza y me devuelve

la luz de tu mirada,

su tibieza...


...un estremecimiento

que me hace

rememorar los días sin historia

en que fuimos felices,

contra viento y marea,

solo porque podíamos luchar codo con codo

contra cualquier embate de la vida

y reírnos unidos

como mejor defensa.


Daría cualquier cosa

que Dios o que el demonio me exigiesen

por volver a ese tiempo venturoso,

pero sé que el pasado

nunca jamás regresa.


Que debo conformarme

con la ventura mínima

de que flote tu espíritu bienhechor, atrapado

tadavía en las redes misteriosas del éter.


Y festejar con él

la magia y el milagro de esos días benditos

en los que entusiasmado lo celebra.








martes, 17 de noviembre de 2020

Paisaje apocalíptico ( De la caducidad)


Cada año crepita la hojarasca

bajo nuestros zapatos

y llega con su escarcha y sus noches oscuras

puntualmente el invierno.


De la caducidad

no se puede decir

que nos coja a tración , sin un aviso

o que se muestre

demasiado sutil con sus señales.


Desde siempre he tenido la certeza

que habría de llegar,

pero es que ahora siento

su rumor incesante de carcoma,

que, minuto a minuto,

troquela mis ruínas.


De ausencias a renuncias,

toda yo soy una irremediable

gemación de vacíos

proliferando dentro.


*******


Mi tiempo se termina,

lo sé

y , aunque me duele,

no es lo que más temo.


Lo que más me tortura

es que saber que  de aquí no he de poder llevarme

ni una flor , ni un poema,

ni una canción , ni un beso

que hagan ese viaje hacia la nada

un poco más amable

y den por mí razón de lo que fui.


Ni siquiera esa media docena de sonrisas

que me presten calor  y me recuerden

a los que más amé.


La soledad desnuda,

revestida de frío y de silencio

es lo que nos espera en el lugar sin nombre

donde reina el olvido.


Es la dura verdad

que sin querer te enseña

el ser superviviente y haber ido rodando

por tantas estaciones.


El reto es aprender

a mirarse de frente en los espejos.


Y a mentirte .


A decir

que es tristeza y cansancio

lo que te va opacando la mirada,

cuando solo es pavor.


Pavor desesperado,

casi un grito

atemperado por los destellos húmedos

de la resignación.


No hay una imagen

que defina mejor un verdadero

paisaje apocalítico.


Por eso todos tratan de ignorar

los ojos de los viejos.





lunes, 16 de noviembre de 2020

Nuevo día


No seré yo quién ande murmurando 

que ha salido a destiempo...


Solo digo

que el Sol nunca se entera

de lo que precisamos,

según con qué humor nos levantemos,

pura contradicción,

uno a uno,

casi ocho mil millones

de seres racionales.


El Sol sigue a lo suyo 

y  nunca cambia 

por nada ni por nadie sus rutinas .


Su luz besa mi frente

y juega por mi piel,

haciéndome cosquillas

en el justo lugar en el que aún

palpitan mis heridas y se pudren

mis viejas ilusiones.


Otra vez , fuego y oro,

espléndido en lo alto,

invita a celebrar el nuevo día,

sin llegar a enterarse de que hoy no tocaba

salir,

que hubiese sido

un gesto por su parte

fingirse un remolón que ha trasnochado

y dejar que la noche fue dueña

de los sueños del mundo un rato más.


Porque es transparente la textura

del trino de los pájaros,

toda una invitación a la alegría

que se clava en el alma con fiereza,

lo mismo que una astilla de cristal


Y es toda una debacle

el tener que enfrentarse sin coraza

al esplendor febril con que la vida

suele ir derrochándose.


Y más cuando los ojos,

poblados por tristezas,

se han ido acostumbrando a guarecerse

para llorar océanos

en el costado silencioso y tibio

  de las oscuridades.






domingo, 15 de noviembre de 2020

Harakiri


 

Arma feroz e incruenta,

sigue, terco, en sus trece...


De nuevo tiene el verso

- como debe a su sino-

preparado su filo más cortante,

dispuesto a continuar con la farsa dramática

de hacerme el harakiri.


Pero yo, ¿ qué hago aquí,

dilapidando

la media avemería que me queda

en ir emasculándome

los entresijos de mis sentimientos

y mostrando al desnudo

mi intimidad más cruda,

más doliente

y auténtica.


Y, total, ¿para qué,

si no existido nunca un corazón

capaz de acompasar

con otro su latido?


De poco ha de servirle

al mundo el que disponga yo mis vísceras

al alcance del hambre de los cuervos,

si no ha de haber jamás

unos ojos tan cálidos que puedan

mirarse en el espejo de otras lágrimas.


Pero no me acostumbro

a sangrar hacia adentro...


Me temo que también

yo debo continuar cumpliendo mi destino.


Debo seguir andando

por las playas inciertas de la vida

y dejando mis huellas encarnadas

sobre la arena húmeda

mientras me deje aún la bajamar.


Disfrutando el espléndido espectáculo

de ver como una hermosa Luna Llena

aparece detrás del horizonte.


Poco importa

si la marea oscura,

que ha de borrarlas,

crece.


Y mi voz y mi verbo se diluyen

en la indolora impavidez del tiempo.



La palabra más sencilla


De qué nos sirve llamar

luminaria a cada estrella,

líquido juglar al río

o tapiz verde a la hierba.


Nadie necesita un nombre

para saber lo que quema

o lo que le hace soñar

al llegar la primavera.


Las cosas son lo que son,

algunas , por ser complejas,

requieren pocas palabras

para interpretar su esencia.


Por eso le llamo miedo

a lo que en mi cuerpo tiembla

y amor a la devoción

febril que en mi pecho alienta.


Y esperanza al loco impulso

de perseguir entelequias

imposibles, apostando

a no quebrarse en la espera.


Yo, que busco en la metáfora

rizarle el rizo a la idea,

si se trata de sentir

me olvido que soy poeta...


O no...,porque , como dicen

los que tienen experiencia,

la palabra más sencilla

suele ser la más auténtica.