que ha salido a destiempo...
Solo digo
que el Sol nunca se entera
de lo que precisamos,
según con qué humor nos levantemos,
pura contradicción,
uno a uno,
casi ocho mil millones
de seres racionales.
El Sol sigue a lo suyo
y nunca cambia
por nada ni por nadie sus rutinas .
Su luz besa mi frente
y juega por mi piel,
haciéndome cosquillas
en el justo lugar en el que aún
palpitan mis heridas y se pudren
mis viejas ilusiones.
Otra vez , fuego y oro,
espléndido en lo alto,
invita a celebrar el nuevo día,
sin llegar a enterarse de que hoy no tocaba
salir,
que hubiese sido
un gesto por su parte
fingirse un remolón que ha trasnochado
y dejar que la noche fue dueña
de los sueños del mundo un rato más.
Porque es transparente la textura
del trino de los pájaros,
toda una invitación a la alegría
que se clava en el alma con fiereza,
lo mismo que una astilla de cristal
Y es toda una debacle
el tener que enfrentarse sin coraza
al esplendor febril con que la vida
suele ir derrochándose.
Y más cuando los ojos,
poblados por tristezas,
se han ido acostumbrando a guarecerse
para llorar océanos
en el costado silencioso y tibio
de las oscuridades.
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