lunes, 19 de diciembre de 2022

Sombra y ceniza






 

Un día, yo también seré de sombra

y levedad, un poso de ceniza

escondida debajo de la alfombra

de la memoria, siempre olvidadiza.


Y, con suerte, el temblor que galvaniza

recuerdos, cuyo empuje desescombra

una imagen antigua y repentiza

un gesto amable el labio que la nombra.


Un aroma de lilas, atrapado

por capricho de algún hado clemente

en las hojas de un libro abandonado.


Y el rumor de esa música, encarnada

en el alma de un verso vehemente,

capaz de humedecer una mirada.




domingo, 18 de diciembre de 2022

Tempestades adentro.


 

Mañanas de apatía.

Tardes sin ilusión,

noches sin sueño.


Naufragios que se fraguan

sobre la trama endeble de un papel en blanco

en infinitas horas desvelo.


Palabras que pretenden

atravesar océanos de soledad, buscando

un ojo, un oído,

un corazón atento.


Pero están tan lejanas las orillas

de tanta isla humana...


Sus playas son desiertos atestados

de mensajes metidos en botellas.


No sé ni para quién

  • a no ser para mí-

me empeño en escribir tan compulsivamente

sobre mis emociones.


Otra excarcelación,

a base de suspiros y exabruptos

del dolor de vivir.


Otro poema más,

que se irá disipando, con rumbo hacia el olvido,

tempestades adentro.


Consuelo


 

Ahora, que se ciernen

sobre mí los colores

sangrientos del crepúsculo,

que sus sombras me cercan como cuervos hambrientos

y ya no tengo el ánimo para inventar canciones

con las que dispersarlos,

ahora, solo ahora,

es cuando al fin comprendo

el tiempo que he perdido,

pretendiendo imposibles,

fabulando entelequias,

persiguiendo señuelos de color arcoíris

por celajes ajenos.


Lo sé,

ya no se puede

reescribir el pasado

y para nada sirven los lamentos.


Incluso procurar que el sabor corrosivo

que mascar la derrota va dejando en tus labios

no te acabe agostando la sonrisa,

a base de silbar blues melancólicos

y de beber cazalla,

se queda únicamente en un intento.


Menos mal que, a ratos, aún me llega a mí

para abordar sin culpa ni vergüenza

esta especie de extraño

desvarío poético.


En mitad de mi noche solitaria,

afilando a conciencia un destello de Luna

sobre los pedernales de un cuero encallecido,

el alma sensitiva

horado

y, gota a gota,

dejo manar mis versos.


No diré que no duele...

pero siento en sus letras palpitantes

que sigo estando viva.


Y que aunque sea triste

y deprimente

y mísero...

esta sangría es mi único consuelo.

La violencia del labio


 

¿ Y qué necesidad

hay nombrar las cosas?


Podemos poseerlas

con los los ojos,

y exprimir sus deleites

con la mente.


Vedarse la osadía

de otorgarse el derecho de atrapar

su realidad compleja y violentarla

al reducirla a lo que dice el labio.


Permitamos que sean solamente

milagros asequibles que están para servirnos.


Cotidianos misterios,

 que solo a los que saben respetar su virtud

 descubren sus esencias  .