¿ Y qué necesidad
hay nombrar las cosas?
Podemos poseerlas
con los los ojos,
y exprimir sus deleites
con la mente.
Vedarse la osadía
de otorgarse el derecho de atrapar
su realidad compleja y violentarla
al reducirla a lo que dice el labio.
Permitamos que sean solamente
milagros asequibles que están para servirnos.
Cotidianos misterios,
que solo a los que saben respetar su virtud
descubren sus esencias .
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