jueves, 3 de marzo de 2022

El Séptimo Sello

 





Despierta de una vez, Humanidad,

a nuestras puertas llama ese jinete

sobre rojo corcel, que nos promete

miseria y mortandad.


Por el mundo campean sin piedad

el que impide que el plato se replete

y un último en reinar, que puso en brete

nuestra fragilidad.


¿Para cuándo los ángeles que llegan

y al tocar las trompetas que sosiegan

nos recuerdan hermanos?


O en su defecto, oscuros leviatanes

que en los abismos sean los guardianes

de esta horda le locos que somos los humanos.


Sanación

 


Regreso por sanar al vasto espacio

dentro de mí, recóndito y silente

donde todo el dolor, calladamente,

ha ido madurando muy despacio.


Yo sé que el llanto puede ser reacio

a brotar, pues un nudo transparente

se aferra a mi garganta, intransigente

con un pluvial anhelo que no sacio.


Todo es cuestión de cultivar paciencia

dándole tiempo al tiempo, que consigue

ordeñarle a la nube su aguacero.


Y al pecho, libre ya de su impotencia,

obliga a que en el aire desperdigue

tanto y tanto suspiro prisionero.