sábado, 7 de abril de 2018

Luciérnaga



El poema ,
la gracia de su acento ,
palpita sobre el aire .

Y brilla .
Tenuemente,
igual que una luciérnaga
que buscase unos ojos
amantes de la luz y las sorpresas
deseosos de verla y admirarla

El poema no sabe
cómo llegó hasta aquí
donde ahora se encuentra
expuesto a la intemperie y arrojado
en brazos del olvido
y muy seguramente morirá
de puro aburrimiento
sin que nadie conozca como late
en su interior vibrante y entregada
una emoción perfecta..

Es prosa
toda la realidad .

No hay un espacio
en el que cultivar los dones del espíritu
hasta hacer que florezcan
en cada corazón , hasta volverlos puros,
repletos de verdad y de armonía
como las almas simples de las bestias.

Aun así el poema
se entrega a su pasión de redimirnos
y es un fulgor minúsculo
dispuesto a regalarle una sonrisa
a la más negra noche.

Aunque nadie los sepa,
aunque solo
las estrellas fugaces reconozcan
cuánta belleza encierra su mínima existencia.



Suburbano


Viene y van.
Todos vienen y van.

El suburbano es
como un gran hormiguero
en el que todos corren,
con ademán de autómatas ,de un lado para otro
en plena agitación
lo mismo que si fuesen a algún sitio
excitante y fantástico
a hacer algo inusual.

Todos saben
que corren a encontrarse inevitablemente
con la misma rutina.

Con los mismos semblantes,
con los mismos sudores,
compartiendo un espacio escaso en el que flota
la misma sensación de seres sometidos
al trabajo y la lucha por la supervivencia,
que intentan no mirarse
por si acaso se topan
con alguna emoción.

Viene y van,
cumplida su jornada
todos vienen y van,
los pies se saben
de memoria el camino de regreso
y arrastran el cansancio por los largos pasillos
soñando con llegar a casa para al fin
quitarse los zapatos,
para poder sentarse en su rincón
y soñar por un rato que casi son felices
si disfrutan de alguna compañía.

Para acostarse pronto
porque el despertador madruga mucho.

Para volver de nuevo
a ser un alma anónima que siente y que padece,
que pasa media vida
perdida en un vagón.




Sospecho que he vivido


Todos
vamos a diario andando por la vida
al modo de los ciegos,
tanteándola,
para ver si tomando la medida
exacta de sus cuernos
podemos torearla,
porque aquí
no existe burladero que nos salve
de sus mil embestidas,
de tener que tragarnos
a pie firme
miedo , rabia y dolor
a palo seco.

Sospecho
que en esta especie de lance estrafalario
llevo las de perder
y no sé cómo
cambia de tercio y suerte.

No trajimos un libro de instrucciones.

Nadie no dio un cursillo acelerado
sobre cómo triunfar en el intento.

Todo lo más tuvimos
algún sufrido ejemplo edificante
de cómo soportar ,sin inmutarnos,
a base de ponerse de perfil
y hacerse el Don Tancredo
sus múltiples derrotes.

Y después...
a bailar con la más coja...
en cada prueba
acierto, error, error..
acierto...

Error,
error,
error...

Y otra cornada más,
más cicatrices
que se añaden al mapa topográfico
que la existencia traza a pulso , a sangre y fuego,
sobre mi piel maltrecha
y ya van tantas...

Ya digo, últimamente,
por toda el repertorio de señales
que voy acumulando.
sutilmente sospecho que he vivido.

Ven, ven , ratoncito.



Un ratoncito rabón
ha entrado en mi habitación
y se ha metido en mi cama
aunque no tiene pijama.

Será que le ha dado miedo
de ese gatazo orejón
que lo está mirando fijo
con su cara de tragón.

Ven, ven, ratoncito,
juguemos un ratito,
porque me aburro mucho
de jugar solito.

Ven, ven ,ratoncito,
que eres muy bonito,
si me haces compañía
seremos amiguitos.

El ratoncito rabón
no ha  perdido la ocasión
y se ha acostado conmigo
en busca de protección.

Al ver que estaba a mi lado,
ese gatazo abusón,
con el rabo entre las piernas
se ha marchado a su rincón.

Ven, ven, ratoncito
y duerme a mi ladito
yo también tengo miedo
de dormir solito.

Ven, ven ratoncito,
si dormimos juntitos
seguro que soñamos
con muchos angelitos.

Lo imposible



Lo fácil
hubiese sido odiarte,
lo mismo que aborrece el que está triste
los rumores festivos de las fuentes
y la risa del aire.

Lo sensato
hubiese sido obviarte,
pasar de largo ante la tentación
de un ser que ante mis ojos apagados
y mis oídos toscos se mostraba
incandescencia lírica

Lo natural
fue , sin duda, entregarse
a seguir en la sombra tus pasos que dejaban
un rastro luminoso

Lo imposible
resulta hoy apartarte
del centro de mi vida y de mis pensamientos.

Lo obligado es amarte.

Aunque un amor así,
irracional,
demente,
apasionado,
que se gesta en silencio
y callado florece,
le cueste al apocado corazón
ahogar el tsunami de emociones,
de resplandores y de melodías
que siente que le crece por la sangre.


jueves, 5 de abril de 2018

Magia providencial



Fumarolas teñidas
de colores amables y emotivos
nos nacen con el paso de los años
del volcán, triste brasa ,
en que se ha convertido el corazón,
cubriendo los paisajes
que, a modo de postales cuarteadas
y fotos amarillas de otros tiempos,
conserva la memoria.

Su bruma nos engaña

Se finge veladuras trasparentes
y delicados tules,
pero con qué eficacia
hermosea los rostros anodinos
de todos los recuerdos.

O acaso es en los ojos,
en la amalgama singular que forman
el cristalino sólido y el vapor de las lágrimas
-vitriolo sublimado -,
donde se nos disuelven las imágenes.

Incluso más adentro,
en la maraña
de espinosos secretos y  sueños asolados
puede que anide el soplo germinal que propicia
esa especie de transustanciación
de la sal en azúcar,
de lo feo en hermoso,
de la ceniza en llama,
de lo tedioso en lúdico,
de lo ordinario en trascendental.

Venga de donde venga,
que sea bienvenida, providencial, la magia
que nos hace volver hasta el pasado
con mirada de niño.

Que le regala al triste y deslucido
presente sin sorpresas ni afectos que nos toca
un poco de ilusión.




martes, 3 de abril de 2018

Agrado



De nunca han sido bueno mostrar el gesto grave
para hacer que a la nuestra se incline otra querencia,
es con un pulso firme unido a una voz suave
como un domas un ánimo sin mucha resistencia

Antes que la correa que envilece y obliga
y las iniciativas más nobles nos sofoca,
para apegarte a mí yo confío en la liga
de la hebra de seda que me nace en la boca.

De ahí en adelante, el hacer el camino
en mutua compañía nos lo hará ,bien seguro,
bastante más ameno y menos empedrado.

Y hasta llegar al polvo ,que es nuestro destino,
bregar con la existencia ya no será tan duro
si vamos por  la vida con recíproco agrado .

Dilúviate



Tras el cristal oscuro,
teñido con primor por la tristeza ,
se nos antoja el mundo apenas entrevisto
un mudo e inquietante
enemigo a las puertas de nuestra sospechada
fragilidad.

Esconde
cada rosa una espina.

Amenaza
el cielo raso de la primavera
con la helada tardía.

Inquietan inocentes
celajes de algodón por si anunciaran
tormentas y aguaceros.

Cada mano semeja una traición tendida.

Se ahogan sin remedio
  • y quién les manda ser tan despistadas-
en el cieno estancado de tus ojos
estrellas mustias .

Canta,
Dilúviate con furia hacia lo alto
hasta que te abra el cielo.

Hasta que lluevan piedras.

Hasta que te hagan trizas
cualquier coraza con que te protejes
de todos  tus temores.

Hasta que entre de nuevo en tus estancias,
endomingándolas, a golpe de tibieza ,
la luz de un Sol radiante.

Hasta que sientas que en tu corazón
vuelve a ser otra vez día de fiesta.

Canta ,
que estamos en Abril.

Y si llueve...
!qué llueva!

Memento verde


En mitad del jardín
antes había un viejo y retorcido
sauce llorón ,
un árbol
cuya enorme copa melancólica
le daba un cierto aire
romántico y solemne.

Debajo de sus ramas
me gustaba sentarme por las noches
a contemplar el cielo y a escuchar
los runrunes ahogados,
delatores
del bullir de la vida
que acababa
por contagiarme su imperioso acento,
hasta fluir pausado por mi sangre
haciéndome soñar que ,de ponerme
podría transcribir la partitura
de su polifonía.

Antes había un sauce y un jilguero
que regresaba cada primavera
cargado de canciones
a la querencia verde de su nido.

El sauce ya no está,
ni sabe el pájaro
a qué hogar volver ,ni dónde debe
desgranar sus arpegios .

Yo también
estoy desubicada.

No es el mismo
el jardín,
y no encuentro
lugar en que poner mis sueños al relente
bajo una vigilante Luna llena,
ni donde abandonarme
a sentir aflorar mis armonías.



******


Ya no me quedan muchas primaveras
por malgastar
acaso
es por eso por lo que me parece
Marzo más luminoso,
más espléndido Abril
y Mayo más risueño y encendido
de fragancias torcaces.

Yo no sé
si volverán las mismas golondrinas
que ayer supieron ser
alegres precursoras del verano,
pero doy por seguro
que los días no vuelven.



Golosamente absorbo
por mis poros abiertos
de par en par
la esencia
de las pequeñas cosas
y agradezco
cada pequeño don elemental
que la vida me ofrece .


Esa solicitud
con que te envuelve el aire los días soleados.

Esa sensualidad
casi concupiscente, voluptuosa,
con que la piel se entrega a la caricia mínima.

Ese inmenso placer
con que degusta el alma ensimismada
el sorbo diminuto e impagable
de la felicidad hecha tibieza.



*****


El sauce ya no está,
ni está el jilguero,
solo yo sigo aquí , algo más triste,
mucho más sola,
más infinitamente agradecida
de seguir respirando y añorando
los antiguos verdores
y los trinos añejos que el viento se llevó .


Aunque quiera la vida únicamente
que continúe aquí
para ser el testigo y el juglar
que cantando de fe de las ausencias.











La sombra de tu adiós



Sobre mi corazón cae la tarde,
lo envuelve lentamente en su sudario gris.
Anochece
y parece
crecer la sombra de tu adiós
dentro de mí.

Lloraré por ti,
lloraré por ti
cuando llegue la noche lentamente
a instalarse en mi jardín.

Sobre mi corazón flota el silencio,
discretamente calla mi realidad.
La amargura
que supuran
mis labios mudos habla
de mi soledad,

Lloraré por ti,
lloraré por ti
cuando llegue la noche lentamente
a instalarse en mi jardín.

Sobre mi corazón no hay ni un destello
que le devuelva un poco de aquella emoción.
Lo presiente,
lo prudente
es levantar murallas
contra la ilusión.

Lloraré por mí,
lloraré por mí,
hoy sé que por perderte, tristemente,
a mí misma me perdí.

Para final

Sobre mi corazón cae la tarde,
lo envuelve lentamente en su sudario gris.
Anochece
y parece
crecer la sombra de tu adiós
dentro de mí.

Lloraré por mí,
lloraré por mí,
hoy sé que por perderte, tristemente,
a mí misma me perdí.