En brazos del silencio hoy busco mi acomodo.
Con discreción de amante, su amable terciopelo
me envuelve y yo lo siento un delicioso modo
de olvidar el mundano fragor y su escarpelo .
A mí misma me niego el mínimo sonido,
renuncio a que se sume mi lengua puntiaguda
al rito del escándalo, antes que darla al ruido
elijo libremente el estatus de muda.
Diré que se me ha roto la voz en la garganta
y me callo mi hastío y que se me atraganta
el bocado indigesto que se ha vuelto la vida.
No quiero malgastar saliva rebuscando
la palabra forzada que no acabe sonando
en mis labios de escarcha a triste despedida .