lunes, 29 de marzo de 2021

La hoja roja


Es un puro temblor

y nadie lo diría...


Parece que se  entrega 

 con gusto al jugeteo de  la caricia leve

que la brisa otoñal

-no importa si es Abril-

le regala en la hora enfebrecida

de un cuaresmal crepúsculo que a grises rememora

algún Noviembre austero.


Encendida de gozo y de rubores

como una quinceañera,

disimula

el largo escalofrío.


Sabe que ya le toca

volar,

tomarle al aire

su dimensión exacta,

para esto

ha pasado, puliendo sus colores

las últimas semanas ,

deseando

y temiendo a la vez

el tener que afrontar este último envite

que le hace el destino.


Y se estremece.


Sabe

que está bailando el vals que da fin al festejo

al borde del abismo

y que solo le queda

lamentarse

o gozar.


Esa es la elección...


Languidecer, 

cayendo

de temor en temor,

 o ensimismarse

en la delectación de disfrutar

del vuelo mientras dure.


Siempre le quedará

allá abajo,

expectante,

esperando por ella para darle cobijo,

pacientemente,

el suelo.


 

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