sábado, 17 de octubre de 2015

La vida en tres tiempos


Ayer

Todo era luz. Y todo melodía.
Y todo suavidades insinuadas
entre las veladuras perfumadas
con que el amanecer nos sorprendía.

Los cuerpos se entregaban  todavía
a la claudicación, desarboladas
todas sus resistencias en las riadas
de la noche vivida en demasía.

La dulce alondra suspendió su vuelo
y ardió en arpegios para ver, curiosa,
si  nos urgía  a amarnos nuevamente.

Pero las almas que el umbral del cielo
vislumbraron, no ansían ya otra cosa
que  sosegarse frente contra frente.


Hoy

La noche es un angor que  nunca acaba
de aniquilarnos , que redobla empeño
en negarnos el bálsamo del sueño
y en ser en la conciencia férrea aldaba.

Tantos "bien pudo ser",  tantos " por poco...",
" medio minuto más" ,"si hubiera dicho",
" si me hubiera callado"  ,"si el capricho
de mi suerte no fuese necio y loco...".

De lo escrito no mueve ni una coma
triturar los fantasmas que han brotado
de las viejas historias del pasado
con la dedicación de una carcoma.

Solo te deja  ese mirar licuado
 donde el cansancio de vivir asoma.


Mañana

 Ya no hay calor,  el frío se presiente 
como una omnipresencia  poderosa
que  congela la esencia de la rosa
 incluso en pleno mayo incandescente.

Siento la soledad que me rodea,
Largas sombras  de ausentes adivino
en esta  oscuridad que mi destino 
ya augura  qué tintura colorea.

Ni pañuelos, ni lágrimas  furtivas
 que sirvan al adiós, ni una migaja
de compasión con que adornar la caja
donde acaben mis ínfulas cautivas.

Plenitud y mudez definitivas,
 me envolverá el olvido en su mortaja.





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