No
tengo un verbo claro que deslumbre,
ni
palabras de almíbar y ambrosía,
ignoro
a qué se debe tu costumbre
de
seguirme los pasos noche y día.
Será
que un corazón hecho de herrumbre,
que
destila a placer melancolía
y se
niega a aceptarse en su derrumbe,
es lo
que más te atrae, Poesía.
O acaso
es que sucede a viceversa
y soy
yo la que busca de tu apego,
pues
sin tu magia ¿ En qué ilusión recalo?
Olvido
junto a ti mi suerte adversa,
que encuentro en tu regazo mi sosiego
y es
tu cadencia mi mejor regalo.
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