lunes, 15 de febrero de 2021

Sin piedad , con pasión



No hay que tener piedad,

hay que rasgar la piel

y separar los músculos,

hundiendo el estilete del verbo que lacera

sin que el pulso te tiemble .


Ahí están ,

sangrantes , como vísceras

de un animal salvaje desventrado,

granados y en sazón

todos los sentimientos

que fueron madurando a base de tragarse

tantas contradicciones

y de beberse a sorbos diminutos

el poso de amargor de aquellos buenos días

que no pudieron ser.


Toca ahora arrancarlos

como el que arranca frutos de la tierra silvestre

y, exprimiendo sus zumos repletos de dulzura,

entregarlos al ansia de la sed de los hombres

por si en ellos se sacian.


Y la pulpa que sobra, mientras aún palpita

arrojarla a los cuervos.


Si es que quedan despojos,

puesto que se quisieron

ardientes,

lo mejor

es dejarlos arder

sobre la inmensa pila funeraria

de las desilusiones.


Con letras invisibles

el humo compondrá sobre el azul

un fugaz epitafio .


Que se cumpla el destino

que llevan en la frente tatuado los poetas

que escriben por placer tristes versos anónimos,

y llegue viento un ábrego del Norte

a barrer sus cenizas.


Después cantará el gallo

y llorará por ellos, que fueron sus amantes,

mil lágrimas de luz,

compasiva,

la Luna.

antes de que amanezca.


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