domingo, 14 de febrero de 2021

Romería ( Como a flores que sangran)



Si os digo la verdad

ya no sé dónde estoy,

cómo demonios arribé hasta aquí,

ni de qué lugar vengo.


Cómo accedí a ponerme de camino

vestida con mi traje de romero,

sin que nadie me diese de antemano

un croquis de este mundo

en que viniesen bien señalizadas

las trampas abundantes

de todos sus senderos.


Así ando, tan a tientas,

tan perdida,

siguiendo únicamente

-no sé si es una idea muy juiciosa-

en pos de mis anhelos.


Estoy tan fatigada

de perseguir quimeras y espejismos,

que ya solo deseo

dejar de desear...


Que les pesen los párpados

y conmigo se duerman

mis cohortes de sueños

y que nunca despierten.


Pero mucho me temo

que son

  • - como yo soy -

    insomnes contumaces

y que debo seguir de romería,

sin gaita que la anime,

mientras me quede aliento.


Mientras aún alumbre,

allí en lo alto

la luz de aquel lucero,

solitario y hermoso, que existe solamente

para que yo lo admire cada noche

y le confíe todos mis secretos


Que ahora, al titilar,

pudiera parecer que está temblado.


Que él también recibe entre espeluznos

el mal presentimiento

de que sobre las sombras nocturnas sobrevuelan

sombras más alevosas.


Si os digo la verdad,

sería un gran alivio

no volver a tener la obligación

de atravesar inhóspitos desiertos

con mi ilusión a cuestas,

rumbo a ninguna parte.


Encontrar la quietud.


Dejar de tener miedo.


Poco importa si a cambio me toca convertirme

en festín de los cuervos.


Si de mí paso únicamente queda

sobre la senda el rastro perfumado

y apenas perceptible 

-como a flores que sangran-

de un puñado de versos.

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