martes, 6 de agosto de 2019

La mirada del frío



Quién,
después vivir intensamente
todas las estaciones de la vida,
puede andar presumiendo de no haberse encontrado
perdido por las tundras habitadas
por lo glacial ,
que busca
nutrirse depredando la tibieza.

Lo mismo que granizo ,
encarnizándose
con el pétalo inerme,
deflagró la palabra
sobre mi corazón
y lo envolvió en su tacto
hasta volverlo sólido.

Se hizo la dureza
para que arraigue en ella lo gélido del labio.

Yo conozco su hielo.

Lo he sentido
irse licuando sobre mi cabeza
y resbalar despacio,
ceremoniosamente,
como una caricia abrasadora,
hasta lamer mis pies,
agostando mis ganas de vivir,
secándome por dentro .

Por eso sé el esfuerzo de intentar
ser un sobreviviente
a base de internarse en los caminos
oscuros del olvido.

Yo ya he vuelto del Círculo Polar.

Ahora no me pidas que abandone
el seguro calor de mi guarida.

No quiero aventurarme
a descubrir que hay ojos que tienen
el color de la escarcha.

De qué manera puede malherirme
la mirada del frío.




















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