viernes, 23 de septiembre de 2016

Un temblor




Hoy por hoy solo puedo
darme el lujo de ser observadora
de lo que arde y no levanta llamas.

Habré de conformarme
con escribir de las lucubraciones
que me inspira el liviano vuelo de las libélulas
y el canto del jilguero .

De los ecos que arranca
el viento de las copas de los olmos,
de cómo la luz logra
trasformar los paisajes y define
el modo en que sentimos,
vibrar con compulsión enfebrecida
de tristeza o de gozo
el alma trasparente de las cosas.


Hablar de todo y nada
y viceversa.

Del sexo de los ángeles...

Lo demás, lo que urge
el pulso
y nos calcina
la piel
y nos trastoca
el poco seso sano que nos resta,
es algo que se queda por temor
y suicida prudencia guardado en el tintero.

Un temblor que se muere
por brotar de los labios.

Un silencio que impregna
de un desasosiego  plomizo las mañanas













domingo, 11 de septiembre de 2016

Corriente


Ya  no quiero seguir , el manso río
caliente de mi sangre esta cansado
de correr por correr desorientado
en la mitad de un  páramo sombrío.

Bajo el cantar risueño y sosegado 
que  entona su corriente, anida el frío
de los limos del fondo y el hastío
del que huye y no llega a ningún lado.

Siento la tentación de  detenerme,
 para el  desfallecido es placentera
la agrisada  visión de lo  que duerme.

Pero algo me empuja a que prosiga,
y es que  , a veces, qué bella es la ribera
thecnicolor  que  Mayo nos  prodiga.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Esas cosas que pasan...


Estoy acatarrada,
desmadejada,  lacia, en mi pecho resuena
toda una filarmónica, como a una magdalena
 me lloran los ojitos y nadie dice nada....

Me siento desolada,
 soy la tristeza andante y aunque llevo  la pena
tatuada sobre el rostro como una macarena
ni mi mejor amiga se da por enterada

Sospecho lo evidente,
por más que me arrollase  un tren de  mercancías
seguiría pasando  de mí toda la gente

Pero, ahora,eso sí, la "depre" he ahuyentado
 a dulces  y  he cogido   un kilo en veinte días
y  no hay quien no me  diga: “ Oye,tú has engordado....”














Consuelo



No espero que de  mí se compadezca
el aire y se apresure a ser consuelo 
del  pecho o se me vuelva  terciopelo
la luz cuando anochezca.

Con tal que  la memoria su escalpelo
no use contra mí y  no se crezca
en el insomnio,  justo es que agradezca
tanto favor al cielo.

 El cuero encallecido
tengo por la derrota y su coraza
preserva el alma a salvo del espanto.

Únicamente pido
librarme del pesar  que me atenaza
y que  llegue a aliviarme  el manso llanto.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Postales



Palabra tras palabra
voy dibujando a pulso los paisajes
de mi mundo interior.

Irreverentes
disecciones en vivo que reflejan
los múltiples  destellos , los matices, 
e incluso los susurros que  acabalan
 un espacio  que existe 
para empaparse en lluvia.

Postales  de colores  desabridos
donde basta un minúsculo  atisbo de verdor
  para hacer  que florezca  nuevamente
 la alegría  a destajo.

Caóticos collages 
armados con  retazos de un cuerpo y un espíritu
mostrando su verdad más descarnada,
aquella que evidencia sus miserias.
  En la que caben todos los enigmas.

 Tarjetas  sin pudor 
a cuyo dorso  escribo   sin descanso 
 notas codificadas,
recados melancólicos, que encriptan sobre el aire, 
por si hay quien los entienda,
sus gritos de orfandad ,
su recurrente
y agónico silencio.


Mensajes de socorro.

Que no envío





sábado, 3 de septiembre de 2016

El vuelo de la alondra


" Voy  a ti volando, alicaído"
Ricardo López Castro

Va volando hacia el Sol alicaída,
no hay calor que contagie a un pecho umbrío
algo de su viveza , cuando el frío
en su interior ha hecho su guarida.

Pobre e incauta alondra atolondrada,
intentando paliar tu decadente
circunstancia ,te arriesgas a un oriente
abrasador y sales malparada

Porque la pluma es seda, sutileza
que crepita  arrasada cuando augura
un sino de ceniza y camposanto.

Frío o calor, sucumbe la belleza
a su fragilidad y  esa tortura
de saberse fugaz nimba su encanto.

Regresa a la tibieza
del nido y mientras puedas adorna su clausura
con la alegre ardentía de tu canto.



El jardín en invierno




Hace ya tiempo que en mi jardín se adensan
las hilachas de bruma,

Ha perdido la hierba su frescor
  y en el rosal no anida el verderón de siempre.

¿Qué fue de aquellos trinos incendiados
 que supieron poner banda sonora
 a todos los veranos que vivimos
despreocupadamente,
creyéndolos eternos?

¿Qué ha sido de mis flores tan  fragantes?

No es lo más penoso
el que ya  no consiga recordar
el color de las lilas

Es que tampoco sé
cómo era  su aroma...

Está todo sumido
 en  un silencio opaco que satura
 de  aprensiones el aire.

Un sosiego del ruido
tan acre y opresor  que se diría
que   en todos sus rincones se aposenta 
un angustioso olor a camposanto.

Ya ni siquiera  queda 
 el consuelo del sauce
para prestar su sombra   al desolado
paisaje abrumador,
para llorar
con sus verdes sollozos por la ruina

En esta tierra  triste y  agostada,
cubierta de cenizas del ayer,
es inútil sembrar  más ilusiones.

Sobre su lecho exánime
solo puede medrar  la soledad.

Y acaso algunos cuantos 
sobrios y   taciturnos crisantemos. 

miércoles, 31 de agosto de 2016

Nessy




Gratas noches de Agosto
en las que las estrellas patinan en lo alto
y obligan a los ojos a seguir sus efímeras,
elegantes estelas plateadas
y a formular deseos.


Sería tan sencillo
dejarse conquistar por el embrujo
ingrávido y sutil que esparcen sobre el aire
los fragantes jazmines...

Pero hay de antiguo un algo
que me incordia en el pecho.

Una voz invisible
que dicta al corazón que impregne su latido
de verdad,
de entereza.

De congoja.

¿Qué importa si se rompe así el encanto?

La paz es desde siempre
un lapsus transitorio.

La tregua imprescindible
donde acopiar la fuerza y las excusas
para seguir luchando.

Un espejismo
que la vida hace amable
y digna de vivirse entre dos guerras.


****
Ese lago profundo
de aguas trasparentes , joyel de la montaña
donde el cielo se mira y las aves reposan,
parece tan sereno....

Pero tú bien lo sabes ,
ocultos en el fondo
hay monstruos acechantes que medran en silencio
y esperan su ocasión.

Pobres de los confiados
que prefieren no ver cómo mengua la Luna.

Que antes o después
a todos nos espera un tiempo sin templanza.

Terriblemente oscuro.

O bendita tal vez esa ceguera
que les deja gozar
de todas las sorpresas fascinantes
que les depara Agosto.

De toda su hermosura
aunque sea ilusoria.

Quién quiere ser sensato
cuando el presente exulta y es un deslumbramiento
que embauca a los sentidos.

Qué dulce que resulta abandonarse
al albur del  azar sin más cautelas,
mientras el mundo gira
y la luz se desangra alrededor. 











jueves, 18 de agosto de 2016

Estación de la mesura




A base de lamernos cicatrices
vamos consolidando la coraza
hasta que ya no son una amenaza
los besos ni los versos meretrices.

¿A qué tanto añorar tiempos felices?
Callamos que el sabor de su melaza
nos provoca la náusea y nos embaza.
comer, quieras o no, solo perdices.


Bienvenida, estación de la mesura,
donde la carne es cuero y ya no siente
ni frío ni calor, placer ni daño.

Qué libre se me antoja tu andadura,
qué solitaria... qué clarividente...
Qué malhallada, edad del desengaño

Y la lluvia me hirió



Y la lluvia me hirió...

! Quién lo diría!


Allí donde los pájaros no alcanzan,

¿ Cómo he yo de llegar? ¿ Con qué reclamo

he de hacer que las nubes se acomoden

a mi necesidad,

forzándolas a ser alas que sueñan,

llanto agraz derramado sobre Agosto?



Brote verde, temblor estremecido,

alberca de la sed,

yo la esperaba refrescante y grata

como una bendición.



Si la tormenta hubiese sido al menos

una devastación sin paliativos,

una pasión que todo lo devora,

que masacra de cuajo la esperanza

y el dolor a la vez...


Y la lluvia, de gotas insolentes,

repentinas y tórridas,

me hirió,

yo le devuelvo

un diluvio de piedras hacia arriba


Imprecaciones mudas,

un rosario

de reproches callados que se niegan

a ser debilidad

dando voz al lamento.


Quién sabe si en el ímpetu que suele

unirse a la impotencia hasta volverla rabia

consiguen alcanzar los márgenes del cielo.


Y en su silencio airado

lo retan a que sea compasivo

y envíe un aguacero de aquellos que nos salvan.


O si no,en su defecto,

una tormenta de granizo y furia.


De esas que apiadándose

de nuestra indefensión nos aniquilan.









martes, 16 de agosto de 2016

Acto de fe




Solo me tengo a mí,
a mí misma y mi carga de carencias,
para afrontar el juego tramposo de la vida.

Ya sé cómo las gasta en cada envite.

Y tengo miedo.

Es así de sencillo:
tengo miedo.

Tengo miedo a morir.

Tengo miedo a sufrir.

Tengo miedo a llorar , por más que sea
de ojos para adentro.

Tengo miedo de ser únicamente
el sueño delirante de un dios de pacotilla
que disfruta el sadismo
de ver como me ahogo con mis lágrimas.

Tengo miedo a vivir
sin saber disfrutarlo intensamente

Tengo miedo a soñar,
sabiendo que tendré que despertarme

Pero el miedo mayor,
el que me aterra,
es quedarme alienada en la conformidad
de ser pura parálisis.

Tengo miedo
a no arriesgar bastante para ganarme a pulso
el derecho a las alas para alcanzar mis sueños.

Esos que quedan siempre
diez miedos más atrás .

Catorce o quince vidas por delante.


*******

Sé que debo correr
¿ pero hacia dónde?

¿Qué brazos,
allá donde los márgenes avisan del abismo,
estarán esperándome ,
dispuestos
a dar cobijo a todas mis derrotas?

¿ Qué afecto
inspirará esa palabra justa
capaz de consolarme?

Solo me tengo a mí y a mí flaqueza.

Y a mi retahíla de temores.

Pero aún sigo aquí.
De pie ,
apostando fuerte
el adarme de fe que ya no tengo,
con los ojos brillantes y la sonrisa puesta.

Demostrando que existen los valientes
los tenaces,
 los necios,
los ilusos...


Los locos.

Los milagros.