sábado, 18 de noviembre de 2017

Trino


Se apagaron los colores
con que en tiempos escribía,
clara luz del mediodía
engalanada de amores.
Ya ni siquiera las flores
me sirven de inspiración,
canto, en mala imitación
del viento, desmadejados
versos que traen los recados
más tristes del corazón.

Corazón que apenas late
porque la vida le obliga
a que cada día siga
nutriendo su disparate.
No le sirve de acicate
soñar ninguna utopía,
ya solo siente empatía
su voz por el argumento
que abona cualquier momento
de vaga melancolía.

Melancolía ladina
derramando suavidades
cargadas de ambigüedades
y rastros de anfetamina.
Costumbre que se incardina
de dejar anestesiada
el alma en cada jornada
y pendiente del fulgor
difuso y premonitor
con que se anuncia la nada.

La Nada, esa rendición
que se ofrece tentadora
para timar a la hora
fatal de la redención.
Descansar tras la ficción
de su paz no es mi destino,
por eso ,tenaz ,afino
mi voz , por ver si es que aguanta
mi maltratada garganta
el reto de un nuevo trino.

Un nuevo trino impregnado
de contagiosa alegría,
que enmascare la agonía
de un latido desahuciado.
Un gorjeo ilusionado,
y enfervorecido quiero
este mi trino postrero,
que publique con pasión
su incombustible ilusión
como si fuera el primero.


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