viernes, 31 de julio de 2020

Tiritas para el alma ( Armas)




Lo siento, no me gusta
el oficio oficioso de ser correveidile
de las malas noticias,
pero mucho me temo  que tengo que anunciarles
a los hipocondriácos del espíritu
que  aún no han inventado
 tiritas para el alma.

Y ya me gustaría...

Aquí, quién más , quién menos,
no  hay nadie que  no esté  muy bien llorado
y quien no se  conozca los salitres
de todas sus heridas.

A veces con la ayuda
de algún licor con hielo
y otras embriagándose con unos cuantos tragos 
de   suave poesía, envenenada
por la  pasión salvaje ,
todos intentan ir recomponiendose
y seguir con su vida como pueden.

Y sé lo que me digo... 

Soy ese ser doliente que palpita 
porque a diario  consiente en  medir con su dedo
la hondura de su llaga.

Allí dónde reside
la verdad  más extrema,
la que ni tan siquiera consigue enmascararse 
a base de metáforas.

Solo puedes salvarte  y redimirte 
haciendo tu armadura
de tu fragilidad, 
mostrándote al desnudo sin sonrojo,
convirtiendo    tus  múltiples miserias
en tus mejores armas.

Admitiendo  que nunca 
has tenido al alcance de  tu mano 
gustarle a todo el mundo,
 aceptando que  eres lo que eres,
otro mono lampiño ,  parlanchín y curioso,
reidor y desnortado ...
 perfectible.

Sencillamente humano ,
  tallado en  roca viva, 
es decir , 
 feroz  y resiliente  sin fisuras
y a la vez sensitivo 
   y extraordinariamente vulnerable.

Que atesora en secreto  en su adeene
la fórmula perfecta  de las lágrimas.

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