Amor,
qué decepción tan grande
y tan doliente
acaba por ser siempre la existencia.
Vivir con tanto afán,
para, al final , sentir
cómo se nos escapa lentamente
la vida , arena y agua, entre los dedos.
No queda del ayer
más que algunos retratos desvaídos
y unos cuantos recuerdos sublimados,
teñidos de nostalgia en la memoria.
Quemamos nuestras naves
y nuestras ilusiones
en el altar inhóspito del tiempo.
Si hasta el AMOR
amor,
que quisimos escrito con mayúsculas,
y años atrás soñábamos eterno,
se vio obligado a arder,
mudó en cenizas,
¿ Ahora que nos queda?
Solo rogar diluvios y esperar
que su turbión furioso encubra nuestro llanto.
Mientras, piadosos, llegan
el olvido y la muerte a darnos a los tristes
su radical consuelo.
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