miércoles, 11 de enero de 2023

Doble destierro


 


Vivir a ras de suelo

es el destino de los afortunados

que sobreviven al aterrizaje

forzoso de sus sueños, al que a todos

la vida nos condena .


Me sorprende  sentir

que no hay pesar ni duelo,

que solamente queda un estupor difuso

y una leve nostalgia por las plumas.


¿Dónde fueron las alas?


Ni siquiera

conservo cicatrices que señalen

el lugar de la espalda en que estuvieron

fieramente incrustadas.


No recuerdo

lo que era levitar, sentirse ingrávido

conquistador del aire.


El cielo para mí, lo sé, no existe.


Y la tierra me muestra

su rostro más esquivo.


Fueron muchos caminos cuesta arriba,

pero al final lo hice,

me acostumbré a las llagas,

ya ni duelen,

se absortan del rigor de cualquier piedra

los pies.


Lo que me abruma

es no saber a donde van los pasos.


Saber si soy o no

un desterrado, ruin entre los ruines,

al que incluso se niega

el derecho a tener un horizonte


A soñar la conquista,  error a error,

de algún castigo que  me postule eterno.


******** 


Después de claudicar, lo que te toca

es tratar de olvidar.


Y procurar entrar decidido y sonriente

al juego consabido

de espejos y de luces

trucados.


Desvestirse

de la piel desfasada y sus prejuicios


¿ Será ahora posible

cambiarse la osamenta?


Y, más que eso,

resetear el alma,

configurándola según piden los tiempos

difíciles y extraños en que vives.


Y que su arquitectura

pedestre y contrahecha no te espante.



No hay comentarios:

Publicar un comentario