De
siempre he presentido las arenas
mi
lecho natural y tu oleaje
en
ritmo con que fluye en maridaje
la
sangre de mis las venas.
No
causa más que penas
nacer
para ilustrar el estiaje
y que
te calcen como un guante el traje
de nácar y la voz de las sirenas.
Después,
qué importa el gaje
del
rigor de la sal o que amortaje
el yodo
en un amén las azucenas.
Hoy me colma la luz de enhorabuenas,
qué amable es someterse al vasallaje
qué amable es someterse al vasallaje
del
vaivén con que oradas y serenas,
!Benditas
en mis carnes tus carenas!
Cada milagro paga su peaje.
Cada milagro paga su peaje.
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