Decid
que son las notas
a
mandarina amarga que flotan sobre al aire.
Decid
que es porque imito
al
verderón de siempre
que
cada primavera le cuenta a mi ventana
sus
amores sin dueño.
O que
los días plácidos de un Mayo luminoso
me han
ido envenenando lentamente la sangre
hasta
hacerla sentirse como antaño
el
bullidero de los aguijones.
Decid
que habrá que atarme ,
que me
he vuelto de pronto irreductible
carne
de manicomio.
Decid
lo que queráis,
que no
vais a ofenderme si obráis con la prudencia
de
silenciar aquello que se debe
Que no
pueden callarse algunas cosas
Que si
espío en jardines prohibidos
será
que ando buscando la flor que tuve un día.
Que si
me meto en charcos sin mis botas katiuskas
es que
la sed me inunda
O que
ando tras el brillo de una estrella
que
cayó de unos ojos nazarenos.
Que si
canto a deshora
boleros
melancólicos
Que si
suspiro y digo
amor
será
por algo.
Que si
ando prodigándome
en
versos incendiarios que solo a mí me arrasan
será
que alguien me hizo partícipe del fuego.
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