Regresar,
regresamos
en el
menor descuido.
Sin
quererlo volvemos
hasta
aquellos lugares en que un día remoto
nos
dejamos prendidos algún retal de piel ,
una
ilusión, una sonrisa ingenua,
unos
cuantos pedazos que la vida
nos
arranco del tierno corazón.
Menos mal que los daños que el tiempo nos infringe,
Menos mal que los daños que el tiempo nos infringe,
se alían con los ángeles guardianes
que
velan por nosotros
y nos van anublando la mirada.
Con los
ojos cansados
y
vistos desde lejos
se
ven desenfocados los paisajes .
A
través de esa bruma
los
celajes adquieren apariencia más diáfana
el aire
se apacigua,
suaviza
sus aristas y silencia
sus
confabulaciones
y nos
parecen todos sus rosales
despojados
espinas.
Hasta
este presente desvaído
solo
llega el aroma perfecto de las rosas
en todo
su esplendor
Menos
mal que olvidamos con una conveniente
y
espectacular facilidad.
Sin
velos y al desnudo,
el peso
abrumador de la memoria
podría acongojarnos demasiado.
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