Sé bienvenido, dolor,
con tus golpes se diamanta
mi voz y por la garganta
trepa y se vuelve clamor.
con tus golpes se diamanta
mi voz y por la garganta
trepa y se vuelve clamor.
Todo cabal
cantaor
necesita
una espoleta
que
ahonde bien en la veta
del
" duende" de sus cantares,
no
hay como llorar a mares
para
que cunda y prometa.
Según
mi conocimiento
la
risa y la algarabía
dan
para cantar un día
y
se acaba el argumento.
En
cambio el dolorimiento
nunca
acaba de oprimir
el
pecho y por no pudrir
tu
alma ,de mil maneras ,
cañas,
tientos , peteneras,
se
deja en el aire oír.
Si
la pena, por ser tanta,
ni
a palos puros se aquieta,
necesario
es que acometa
contra
ella una taranta.
Pero
si a su envite aguanta
el
tipo , me suelo abrir
las
venas , soy un fluír
de melismas
,la puntilla
le
doy con mi seguiriya
y
así , hasta gusta sufrir.
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