lunes, 28 de enero de 2019

Fragüemos diluvios



Sé que voy perdida...

Comparto un camino sin rumbo ni estrellas
con lo más florido de los extraviados,
aquellos más lúcidos , que han aprendido
a irse tragando su duda y su miedo
y a seguir su ruta, a pesar que saben
que no hay una meta
ni una vuelta atrás

Acaso por eso
derramo palabras
como el peregrino que se va dejando
gotas de su sangre
por si llegan otros
y en algo pudiera servirles su rastro.

Sé que las palabras no llenan las mesas,
ni quitan el hambre,
ni aplacan la rabia,
ni son un consuelo para el  maltratado,
pero a veces pueden ser esa caricia
que escancia sosiego en mitad de la noche
y son linimento
para los cansancios.

Con palabra puedes
cantarle bien alto la verdad incómoda
al mismo lucero del alba,
gritar injusticias,
despertar conciencias
y quizás ,con suerte,
aunar voluntades.

Yo quiero creer
que por un camino sembrado de versos
se puede llegar
al país de Oz
donde son posibles
sin dramas los cambios...

Que jamás nos calle
la desesperanza.
Sigamos hablando palabras ardidas
por más que sepamos
que estamos clamando sobre los desiertos

Lo mismo mañana
comienza a llover.

Vertamos palabras,fragüemos diluvios...
Que el fragor del agua despabile a   sordos
y a narcotizados.

Que todos se pongan
manos a la obra   de achicar el piélago 
de mares de fango, donde a diario medran
los aprovechados que beben por todos
que nunca se cansan 
de tanto beber.

Al cielo lancemos
palabras  ardientes,
hasta que del cielo 
límpidas  palabras y equidad diluvien...

Y  en el largo y triste camino del hombre,

de una vez por todas,
acabe la sed.



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