No importa que de noche nos despierte
la lechuza que canta inoportuna
o el cerco ensangrentado de la Luna
en el cielo de Enero nos alerte .
Nunca sabemos, y esa es nuestra suerte,
por qué caminos llega la fortuna
a hacernos reunir las veintiuna
o a traernos noticias de la muerte.
O quizás elegimos lo juicioso,
ser criaturas que abrazan la ceguera
por vivir en un mundo más hermoso.
Disimular a la chiticallando
que no sabemos lo que nos espera
con tal de un día más seguir soñando.
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