sábado, 23 de marzo de 2019

La tormenta perfecta



Todos tenemos la vocación de ser,
-de tormenta en tormenta,
lloro porque me toca-
seres casi felices .

No hay quien ande esperando
que la vida le traiga un aluvión de truenos
para acallar ese rumor confuso
con que le hablan sus dudas
y sus miedos le gritan.

Hay quien cierra los ojos
o usa lentes oscuras , cuando en horizonte
son cárdenas las nubes.

Hay quien sube el volumen del hijo musical
y danza sin para como un maldito
abrazando con gusto su ignorancia supina.

Y hay quien se declara
ciego y sordo desde su nacimiento.

¿ No habrá un hombre prudente
y amante de lo bello , de lo fértil ,
lo humilde y lo valioso que conforman su mundo
que construya su arca ?

Cuando no hay ni siquiera
quien se compre un paraguas, hay razones de sobra
para hacernos los muertos.

Porque tarde o temprano
nos alcanza el destino,
los relámpagos siembran de destellos la noche.
y está sobre nosotros
la tempestad perfecta,

Sabe Dios
qué suerte de diluvios airados nos aguardan.

Y aún dicen los ilusos
que muy seguramente , cuando escampe la lluvia .
vistosos arcoiris
se verán en el cielo en señal de esperanza.


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