viernes, 11 de junio de 2021

Incendiado tapiz


 

Lenta y golosamente

paladea la piel esta caricia

obsequiosa del aire, raso y fuego,

que la inflama y la enerva


A pesar de ser pasto

de un invierno perenne, con su abrazo de frío,

no estaba muerta, no,

solamente dormía

la pasión de la carne.


Mientras soñaba , acaso,

ser, como en otro tiempo,

una tierra dispuesta al roce de la vida,

voluptuosa y fecunda,

preñada de esplendores,


Y esperaba un aliento,

aleteo caótico,

capaz de despertarla

y hacerle recordar qué placentero es

vivir intensamente veranos tropicales.


Sentirse nuevamente

incendiado tapiz, donde otra vez florecen,

salvajes, las orquídeas.


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