La realidad es terca.
Se apodera de tus ojos
al asalto y causa enojos
tener que verla de cerca.
Por más que con ella alterca
la ilusión, ese manido
cristal de rosa teñido,
la puta realidad
te enfrenta con tu verdad,
algo que siempre es jodido.
Algo que siempre es jodido
es reconocerte un ser
afanado por poder
tener y huir del olvido.
Y que nunca has conseguido
aproximarte siquiera
a la mágica vidriera
en que con un parpadeo
puedas volver tu deseo
realidad verdadera.
Realidad verdadera...
¿ Alguien sabe lo que es?
¿ Será cierto lo que ves
con tu miopía severa?
Al ir buscando tres pies
y un par de colas al gato,
un bonito autorretrato
haces, que destapará
al ser humano que va
huyendo de lo mediato.
Huyendo de lo mediato
a ningún lado se llega
y al final desasosiega
ejercicio tan ingrato.
Lo admites tras el rebato,
si es motivo de ansiedad
anhelar, es necedad...
Y abandonas cualquier sueño,
abrazando el triste empeño
de amar tu realidad.
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